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Europa no es Calipso

Las imágenes desoladoras de seres
humanos tratando de alejarse de los males que persiguen a sus respectivos
países vuelven a las costas del Viejo Continente. Miles de refugiados huyen de
sus orígenes para tratar de buscar una mejor oportunidad o, en otros casos,
salvar sus vidas. Nadie puede contradecir que la emigración es una
característica perenne en las personas desde tiempos inmemoriales.  Si en un lugar concreto no se dan las
condiciones para mejorar la calidad de vida, quizás en otro espacio geográfico sí
se den. «Life, Liberty and the pursuit of Happiness«, es una
de las frases de los “derechos inalienables” de los seres humanos que se recoge
en la declaración de independencia de las Trece Colonias americanas en 1776 y,
refutada siglos después en la de los Derechos Humanos tras el fin de la Segunda
Guerra Mundial. 
Pero Europa no es Calipso como
estamos observando estos últimos días con las decisiones poco valientes que
están tomando los dirigentes europeos. Pero, ¿por qué?
Según cuenta la mitología griega,
Calipso -llamada por Homero “la que oculta”-, recibió hospitalariamente a Ulises
cuando su nave naufragó. En la Odisea, se cuenta como Calipso, enamorada
profundamente del héroe homérico, lo retiene contra su voluntad en la isla donde
Calipso residía durante mucho tiempo atrás. Sin embargo, el héroe sentía la
necesidad de regresar a su hogar Ítaca. Para su viaje de regreso, le proporcionó al héroe madera para
construir una embarcación, provisiones para el viaje, e indicaciones de cuales
astros debía seguir para encontrar el camino a casa
.
Calipso contempla a un Ulises nostálgico de su patria. / Arnold Böcklin (1883)
De esta manera y, siguiendo con
el símil mitológico griego, Europa se queda petrificada ante la magnitud del
problema mientras que miles de refugiados desembarcan en sus costas o
atraviesan las fronteras geográficas. Si Calipso proporcionó madera,
provisiones y consejos a Ulises para su retorno, Europa –y por ende los países
que componen esta unión monetaria- solo ofrece hasta el momento mezquindad,
frialdad y en demasiadas ocasiones la muerte.
La gota que colma el vaso, ha
sido la foto del cuerpo de un niño yaciendo en la arena de las playas turcas. En
las redes sociales turcas, ante la repulsa de dicha imagen, surgió un hashtag (#kiyiyavuraninsalik),
que significa “la humanidad se estrella en la costa”. Sobran las palabras.
En Construyendo Capital Humano ya
hemos mencionado en anteriores ocasiones temas como la
emigración o de cómo Europa tiene una fragilidad sorprendente en su memoria
colectiva. Hace apenas 70 años el hedor de la muerte seguía presente en las
principales ciudades del Viejo Continente. Sin olvidar los millones de refugiados
que produjo una de las guerras más devastadoras que el ser humano ha sido capaz
de crear. Hace unas décadas eran los europeos quienes estaban en las mismas
condiciones de aquellos que deciden atravesar mil y una aventuras –y
desventuras- en busca de una mejor oportunidad.

La falta de respuesta a la
migración en Europa es ya, sin discusión, el asunto más urgente a resolver por
los líderes europeos. El camión-frigorífico averiado y abandonado en una cuneta
austríaca, con 70 cuerpos de personas en descomposición, o la embarcación
siniestrada cerca de la costa libia, con 150 náufragos ahogados requiere de un
compromiso más serio y eficaz por parte de Europa.

Un comentario

  1. La solución no vendrá solo de los líderes políticos (y menos de los que usan la política para sus intereses personales), sino también y sobre todo de los líderes del mundo empresarial y social, capaces de "conseguir" y "entusiasmar" más que de "mandar".

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