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Entrevista a Nieves Maya, coautora de «Conocer el cerebro para la excelencia en la educación»

Entrevista a Nieves Maya, directora del Colegio Carmelitas de Vitoria, miembro del Ícaro Think Tank y coautora de “Conocer el cerebro para la excelencia en la educación”, junto con Santiago Rivero, del cual ya nos hicimos eco en entradas anteriores.

1. Estimada Nieves, según nos ilustrabais en el manual de Innobasque, el desarrollo de las neurociencias en los últimos años ha roto con la vieja visión de la inteligencia como un todo unitario y ha mostrado la existencia de las inteligencias múltiples. ¿Cómo podemos manejarnos en esta realidad si tenemos la necesidad de articular un sistema educativo cohesionado y equitativo con unos recursos escasos? ¿Cuáles son las claves para poder potenciar cada una de las inteligencias de nuestros niños y jóvenes?


El concepto de inteligencia y su definición ha ido evolucionando a lo largo de los años. Hoy en día, especialmente tras los estudios llevados a cabo por Howard Gardner, ya nadie habla de la inteligencia como algo unívoco y unitario. Está reconocido en psicología el concepto de «inteligencias múltiples» y desde los años 90 del siglo pasado se intentan llevar a la práctica pedagógica las consecuencias de esta nueva forma de entender la inteligencia. Precisamente trabajar la inteligencia intrapersonal, interpersonal, espacial, musical, linguística, lógico-matemática, corporal, naturalista y trascendente es lo que nos va a permitir atender la riqueza que supone la diversidad de la escuela. Hasta este momento la escuela ha tenido como objetivo desarrollar un factor general de inteligencia que se concretaba en un factor verbal (que se trabajaba sobre todo en el área de las lenguas) y en un factor lógico- matemático (que hacía que las matemáticas se convirtieran también en una asignatura fundamental). Todo lo que escapaba de ahí se consideraba menos importante y no se trabajaba con el mismo ahínco (podemos recordar las asignaturas «marías»). Los educandos que no triunfaban en estos aspectos «importantes» se consideraba que ya no iban a «triunfar en la vida», puesto que no se podían seguir dedicando a lo académico y no podrían acudir a la universidad.

Poco a poco esta forma de pensar va cambiando, muchas veces incluso a pesar de lo que el Sistema Educativo sigue evaluando en algunas etapas o momentos educativos (por ejemplo en Bachiller o Selectividad). Los profesionales de la educación sabemos que esta forma de entender la inteligencia lleva consigo una nueva forma de enseñar que ha de responder a la forma de aprender y un nuevo diseño de metodologías que van a responder a los diferentes estilos de aprendizaje. Esto nos va a permitir llegar y atender a todos los alumnos según su diversidad.

Trabajar así no siempre supone utilizar más recursos, si no hacerlo de diferente manera, esto es, diseñar actividades diferentes a las tradicionales y hacer un mayor uso de la creatividad en las programaciones con un mayor conocimiento de las ciencias de la educación. Planificar y desarrollar el trabajo del aula de esta manera persigue y consigue, con frecuencia, la codiciada «igualdad de oportunidades» que, por supuesto no es dar a todos lo mismo sino dar a cada uno lo que necesita.

De esta manera, no sólo conseguiríamos unos resultados educativos equitativos (en los que apenas habría algún alumnos que no conseguiría los objetivos propuestos) sino que lograríamos unos resultados excelentes en todos los alumnos puesto que cada uno habría llegado a desarrollar al máximo sus capacidades.


Nieves Maya (centro) junto con Ana Díaz y Santiago Rivero

2. Otro de los aspectos que más relevancia está tomando hoy en día en el mundo educativo son los altos índices de fracaso escolar, ¿Cuáles son las claves que están determinando esta situación? ¿Pueden las neurociencias ayudarnos a superarlas? Según esta disciplina ¿cuáles son los factores de éxito a la hora de potenciar lo mejor de nuestros niños y jóvenes?


Aunque se habla con frecuencia del fracaso escolar, yo creo que seríamos más exactos si hablásemos de fracaso educativo, puesto que, tal y como se concibe hoy en día la escuela, sus objetivos no son sólo de tipo académico sino que hacen referencia a un desarrollo de competencias necesarias para la vida y, eso supone, algo más que lograr éxito en las diferentes asignaturas. Además añadiría que un fracaso educativo es aquel que sufre un alumno al no conseguir desarrollar todas sus capacidades y competencias en la medida de sus posibilidades.

Las causas que pueden desencadenar fracaso educativo provienen de los mismos agentes que intervienen en el proceso: el propio alumno, la familia, la escuela (sistema educativo, profesorado, metodología, funcionamiento,…) y la sociedad.

La neurociencia aplicada a la educación, cuyo uno de sus objetivos es estudiar el funcionamiento del cerebro cuando aprende, nos puede aportar información para poder prevenir y/o encauzar los problemas que pueden surgir, así como para optimizar las capacidades del alumnado de cara a evitar un fracaso. De esta manera nos puede orientar a cada uno de los agentes en la tarea que le es propia:

– Al propio alumno: dándole pautas para despertar en él la motivación intrínseca por el aprendizaje y las bases de la metacognición.

– A la familia: con todo aquello relacionado con el equilibrio emocional y con hábitos físicos saludables necesarios para el buen funcionamiento del cerebro.

– A la Escuela, por un lado, al profesorado: aportándole el conocimiento de qué y cuándo se debe aprender (períodos críticos y sensibles), cómo se debe enseñar en función de cómo se aprende y cómo se debe lograr que los aprendizajes sean duraderos. Es decir, todo aquello relacionado con la motivación, la emoción, la memoria, el recuerdo y la atención que influye en el aprendizaje y que se puede y debe mejorar. Por otro lado, a los responsables de políticas educativas: con el fin de que sus diseños sean coherentes con la maduración y las necesidades del cerebro de los educandos y vayan encaminados a lograr su excelencia.

– A la sociedad: como impulsora de unos valores no relativos que se encuentran en el ser humano y que nacen de su conciencia por el mero hecho de ser humano.

Como conclusión a esta cuestión me gustaría añadir que, en prácticamente el 100% de los casos que se definen como fracaso escolar, existe una deficiente adquisición de la lectoescritura. Es éste otro apartado donde la investigación en neurociencia nos puede arrojar luz: cuál es el mejor método para adquirir la capacidad de leer y escribir en el momento de su adquisición y que, asimismo, dé el mejor resultado en el momento de realizar aprendizajes en el futuro.
Éste, concretamente, va a ser un estudio longitudinal que está realizando el BCBL (Basque Center on Brain, Cognition and Language) en el Colegio que dirijo, a iniciativa nuestra. Las conclusiones a las que se llegue van a ser claves de cara a prevenir una de las principales causas de fracaso educativo, no sólo en Carmelitas sino en el resto de centros escolares.

3. Nieves, usted es directora del Colegio Carmelitas de Vitoria, ¿podría ilustrarnos con algún ejemplo de cómo está aplicándose hoy en día los descubrimientos de las neurociencias en un centro educativo como el suyo?


Nosotros tenemos como base pedagógica del proyecto educativo la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, a la que he hecho referencia en la primera pregunta. La programación curricular sigue sus directrices y, de esta manera, trabajamos en muchas ocasiones de forma interdisciplinar, por proyectos (para ampliar información consultar la web: www.carmelitasvitoria.com).

Además, en toda programación tenemos en cuenta los principios básicos que regulan la motivación, la emoción y atención humana y que determinan nuestra capacidad de aprendizaje.

Asimismo, desarrollamos una vigilancia tecnológica que tiene como objetivo estar al día en todos los temas relacionados con la educación y, evidentemente, entre ellos está la neurociencia. Además, el Colegio ha establecido una alianza con el BCBL (Basque Center on Brain, Cognition and Language) que ha consistido en ubicar un laboratorio de investigación en el Centro con el fin de avanzar en el conocimiento de cómo funciona el cerebro cuando aprende (es la primera vez que, a nivel internacional se produce una iniciativa de este tipo). Esto nos permite, en la actualidad, estar al día de los avances que se producen y, en el futuro, poder participar y conocer resultados de estudios longitudinales (de los cuales hoy en día, hay poco en educación).

La aplicación de estos conocimientos en Carmelitas Sagrado Corazón es algo que ocurre de una manera continuada a lo largo del curso académico, pues nuestra forma de gestionar está basada en los principios de la mejora continua y eso implica que periódicamente se revisen los resultados y se incorporan mejoras. Por esta razón, podemos clasificar las aplicaciones en diferente nivel: por un lado, aquellas que afectan a concepciones más estructurales y generales y, por otro, aquellas que pueden ser más puntuales.

En cuanto a las primeras, las decisiones que podemos llamar de «más calado» porque afectan al proyecto educativo, sin ánimo de ser exhaustiva, se podrían tomar estos cuatro ejemplos, entre otros:

– La aplicación de los principios de la Estimulación Temprana en Educación Infantil, que nos va a permitir poner las bases neuromotoras necesarias para llevar a cabo futuros aprendizajes con éxito (somos conscientes de que en estas edades se dan la mayor parte de los períodos críticos, es decir, períodos en los que el aprendizaje se produce de formas más eficaz y eficiente).

– La concreción de los estilos de aprendizaje de cada uno de nuestros alumnos, con información aportada por los profesores, por los padres y por el propio alumno. Con esta información diseñamos las actividades de enseñanza-aprendizaje con el fin de individualizarlo y lograr el máximo desarrollo de las inteligencias de cada alumno en función de sus capacidades.

– Como tenemos como objetivo que el alumnado aprenda a aprender, en las programaciones, determinamos qué aprendizajes son básicos y necesarios para lograr ese fin, y a ellos les dedicamos más tiempo y hacemos un esfuerzo especial en la programación de actividades de enseñanza para la comprensión (EpC), de actividades que permitan hacer visibles los aprendizaje, en una palabra, que fomenten la metacognición.

– La enseñanza-aprendizaje de las lenguas a partir de una didáctica integrada. Somos un colegio que tiene como objetivo que los alumnos acaben su período educativo en el colegio siendo competentes en la utilización de tres lenguas: euskera, castellano e inglés. Los neurolingüistas nos han demostrado que en todas las lenguas hay aprendizajes que son transferibles, es decir, que si se aprenden en una lengua, se generalizan a otras. Teniendo en cuenta esta realidad se han programado los currículos de las lenguas de una manera conjunta entre el profesorado implicado, hasta tal punto que en Colegio ya no se habla de Departamento de Inglés, de Castellano o de Euskera, sino Departamento de Lenguas (incluso tienen hasta la misma ubicación física.

Entre las aplicaciones más puntuales, pero no poco importantes se podrían destacar:

– La introducción de momentos de ejercicio físico en las horas que no son específicamente de psicomotricidad o educación física.

– Los programas de salud e higiene relacionados con el ejercicio físico, la alimentación o el sueño en los que tanto a las familias, como a los alumnos les damos pautas para el cuidado del cerebro con el fin de mejorar la eficiencia del aprendizaje.

– Plan de formación: cursos, conferencias de formación para padres con el fin de tratar temas relacionados con el proceso madurativo de la edad de sus hijos.

– La creación en clase de un ambiente físico que apoye un equilibrio emocional, teniendo en cuenta la decoración, el mobiliario, la disposición de las mesas,…

– Tener en cuenta el «priming» , es decir, predisponer, preparar a los alumnos mediante fotografías, imágenes, lecturas, hacia aquella conducta que queremos desarrollar.

Poner en práctica los principios que nos desvela la neurociencia, en muchos de los casos, no supone grandes cambios, suele ser suficiente el ser consciente de determinados factores y sistematizar su realización.

4. Finalmente quisiéramos que nos aportara un poco de luz sobre el siguiente aspecto: En la actualidad existe un gran impulso de la educación y formación a lo largo de la vida, sin embargo es vox populi que a medida que maduramos nos cuesta más aprender ¿qué claves nos ofrecen las neurociencias para ejercitar y mantener en forma nuestro cerebro adulto?


Es importante partir de una premisa que defienden los más destacados neurocientíficos: aunque las estructuras cerebrales degeneren con la edad, esto no quiere decir que las capacidades cognitivas deban menguar puesto que a lo largo de la vida el cerebro ha aprendido a aprender (Jan Scholz y Miriam Klein).

Es una realidad que el cerebro se modifica cuando aprende (esto es debido a su plasticidad), que esta capacidad de aprendizaje dura toda la vida y que permite neutralizar los deterioros estructurales. Por lo tanto, envejecimiento no tiene por qué suponer siempre una disminución de capacidad intelectual: Si las habilidades se ejercitan con regularidad degeneran de forma más lenta y se pueden mantener en cotas elevadas, incluso en la vejez. Podemos decir que la manera de mejorar el cerebro es usarlo.

Los doctores Francisco Mora (Universidad Complutense de Madrid) y Hans-Werner Wahl (Universidad de Heidelberg) han realizado numerosas investigaciones relacionadas con este tema y llegan, grosso modo, a conclusiones similares: el envejecimiento del cerebro depende del estilo de vida que la persona haya llevado y que lleve en el momento actual.

Las pautas que nos dan los especialistas para mantener en forma nuestro cerebro son muy variadas, en muchos casos, no dejan de ser consejos que nacen de la lógica y todas ellas que van encaminadas a mantener una forma de vida activa en el plano cognitivo y físico.

Los genes que poseen las personas pueden determinar alrededor de un 30% su destino, el resto depende de factores ambientales. El doctor Francisco Mora nos ofrece un «decálogo» que nos asegurará un retraso en el envejecimiento cerebral o aún mejor, mejorar su funcionamiento:

Respecto a los hábitos físicos:

– Una alimentación sana: comer menos de lo habitual y con frecuencia (para reducir radicales libres que provocan envejecimiento).

– Llevar a cabo un ejercicio físico aeróbico moderado, porque actúa como antioxidante celular y activa el nacimiento de nuevas neuronas.

– No fumar.

– Respetar los ciclos de sueño-vigilia: un buen sueño repara el cuerpo a nivel físico y mental.
A nivel cognitivo:

– Aprender algo nuevo todos los días. Por ejemplo, el aprendizaje de un idioma o de un instrumento musical potencia de forma especial la actividad cerebral. Asimismo, viajar, conocer, valorar otras realidades y culturas supone ejercitar la mente.

– Controlar el estrés para que no se liberen de forma continua glucocorticoides que pueden impedir el aprendizaje.

A nivel social:

– Mantener actividad y conducta social.

– Adaptarse a los cambios sociales.
A nivel individual, moral, ético:

– Dar sentido a la vida con agradecimiento.

– Alcanzar la felicidad con pequeñas cosas.

Es esperanzador saber que se puede retrasar el envejecimiento del cerebro y que, además, conseguirlo está en las manos de cada uno.

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