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Individualización como condición para la cooperación

Un artículo de Sabino
Ayestarán Coordinador de ICARO Think Tank y Profesor Emérito de la UPV/EHU
Acabo
de participar en Roma en un seminario internacional sobre “Cultura postmoderna
y verdad”. La conclusión se puede resumir en una sola frase: “La autoridad, ya
sea religiosa, política, económica o científica, no tiene la posesión de la
verdad”. La verdad se construye en la interacción entre personas diferentes,
tanto en sus intereses personales como en su especialidad. Este es el cambio
cultural que define el paso de la modernidad a la postmodernidad o, como
prefiere llamar Ulrich Beck,  a la
modernización reflexiva.  El proceso de  individualización ha sido un proceso de
emancipación de las personas con respecto a los grupos como familia, etnia,
estado-nación, grupos religiosos, partidos políticos, etc… Los principios que
constituyen la base de la individualización son: destradicionalización,  necesidad y posibilidad de la decisión
individual y, como requisito, un horizonte de opciones, más o menos delimitado,
y asunción de la responsabilidad de las consecuencias de las propias opciones.
             En 1993, Victoria Camps publicó el
libro “Paradojas del individualismo”. En los ambientes tradicionales, el
individualismo se ha asociado con aislamiento social, agresividad y egoísmo.
Esa es la lectura que Victoria Camps llama “psicológica”. Desde una lectura “ética”,
el individualismo es una cultura que favorece la autonomía personal y la
asunción de la propia responsabilidad de las consecuencias de las propias
acciones. Representa la superación de estructuras colectivistas y la
construcción de unos vínculos sociales, desde el respeto a la individualidad y
la tolerancia de las diferencias.

Victoria Camps y Sabino Ayestarán en el I Seminario Icaro

            
 Para cooperar, los individuos
tienen que ser autónomos. La dependencia hace inviable la cooperación. La
interacción libre entre personas autónomas facilita la emergencia de nuevas
realidades grupales, ideas, sentimientos y proyectos, que han sido construidos
entre todos los que comparten la experiencia. Este es el camino para la
construcción de la verdad y de las normas éticas.

             Pero, la autonomía personal
significa, también, la pérdida de refugios como la nación y estado,
instituciones jerarquizadas, partidos políticos que deciden por los ciudadanos
y  religiones universalistas que marcan
el camino a seguir en la vida. No lo olvidemos: la individualización supone
asumir la responsabilidad de la sociedad que estamos construyendo. Como
ciudadanos, somos responsables del funcionamiento de las instituciones y de las
organizaciones. Tenemos que exigir transparencia en todas las organizaciones y
participar en la gestión de las mismas. En la era del conocimiento y de la
innovación, los liderazgos tienen que ser compartidos.
             Soy consciente de que estoy
cargando la responsabilidad del cambio sobre las espaldas de los ciudadanos. No
veo otro camino. La historia  demuestra
que es muy difícil y poco frecuente que un colectivo de personas renuncie,
voluntariamente, a los privilegios que concede el poder en cualquiera de sus
formas: poder político, poder económico, poder religioso, poder de información
y poder del conocimiento. Los privilegios tienen que ser arrebatados. No es
necesario recurrir a la guillotina. Hoy en día, son los movimientos como el de
los “indignados” del 15 de mayo o los movimientos de ciudadanos que han hecho
posible la primavera árabe los que obligan a los detentores del poder a
abandonar sus posiciones de privilegio. La globalización, gracias al desarrollo
tecnológico de los medios de comunicación, permite la creación de redes
sociales transnacionales y la cooperación entre individuos, más allá de las
diferencias de familias, etnias, naciones, 
estados, partidos políticos y religiones.
             El individuo ha roto las ataduras
que le mantenían atado a los diferentes grupos sociales,  que lo han dominado y protegido, al mismo
tiempo, y ha adquirido una autonomía que le permite asociarse con otros
individuos en un plano de igualdad. Desde la cooperación entre personas
diferentes, los ciudadanos podemos presionar a los partidos, iglesias, estados,
sindicatos y empresas, exigiendo mayor transparencia, flexibilidad laboral y
participación de las personas en la gestión de las organizaciones.
             Sin embargo, este mismo mundo
globalizado, que se orienta hacia la creación de una nueva sociedad, libre de
las protecciones de los estados, de los partidos políticos y de las iglesias,
está expuesto a los riesgos de una explotación capitalista, donde la generación
joven, especialmente los jóvenes ubicados en situaciones ocupacionales de baja
categoría,  se halla más expuesta al
riesgo de tener solamente  contratos
temporales, perder el trabajo, permanecer en posiciones inseguras o no adquirir
derechos de jubilación.
             Además, la misma tecnología que nos
permite comunicarnos a nivel mundial, es la que reduce los puestos de trabajo.
La robotización sustituye a las cadenas de producción. Toda actividad simple y
repetitiva acabará siendo robotizada. Las máquinas están reemplazando la
actividad de las personas. ¿Es esto malo? No necesariamente. Si los beneficios
del trabajo se distribuyen de manera equitativa, no tienen por qué reducirse
los ingresos. La producción no baja porque se introduzcan las máquinas. Al
contrario, la tecnología aumenta la producción. Lo importante es que la
distribución de las ganancias sea equitativa. Podremos trabajar menos horas y
dedicar más tiempo a la creatividad y a la cultura. Todo esto supone un cambio
importante en la dirección de una mayor transparencia en las organizaciones
productivas  y políticas y una clara
orientación de la actividad económica hacia el bien común.

Un reflexivo Sabino Ayestarán

             ¿Estamos soñando? Sí, pero los
sueños son necesarios para construir una nueva realidad. Para ICARO Think Tank
de la Fundación Novia
Salcedo, la
Innovación Social se apoya en tres principios: principio de
la cooperación, principio democrático y principio económico.

–  Cooperación entre personas diferentes, que utilizan
las diferencias para reforzar la innovación y la negociación creativa en los
conflictos de intereses. La técnica de negociación creativa de intereses ha
sido bautizada por Covey con el nombre de “La 3ª Alternativa”. Covey siempre fue
muy hábil y rápido en captar nuevas ideas de mucho calado. En este caso, ha
sabido captar la importancia de la técnica de la negociación creativa de
intereses y desarrollar dicha técnica en un libro de 509 páginas.
– Democracia interna de las organizaciones, basada
en el liderazgo compartido y la participación de los individuos en la gestión
de la organización. Organizaciones en las que las personas comparten esfuerzos,
beneficios y gestión. Las empresas basadas en la creación de un conocimiento
compartido y en la innovación necesitan un liderazgo transformacional ético y
transparente.
– Desarrollo económico y tecnológico sostenibles en
relación con los recursos humanos y ecológicos. El objetivo final de la
economía es el desarrollo integral de la persona. Todos los objetivos
instrumentales de la economía tienen que establecerse en función de su
contribución al objetivo final.
             Es evidente que las fuerzas conservadoras
se resisten a abandonar los espacios de poder y utilizan el poder económico
para controlar y domesticar esta “generación global”, que camina hacia una
sociedad más igualitaria, más cooperadora y más orientada al desarrollo
integral de las personas. Los estudiosos de la cultura están de acuerdo en la
descripción de un tipo de modernidad que termina, pero no tienen una idea
clara, ni unos esquemas conceptuales para definir la nueva modernidad.

2 comentarios

  1. Interesante… Efectivamente “Individualismo” se entiende muchas veces en sentido algo peyorativo, Y muchas veces con razón. Como le pasan a muchos “ismos” e “istas”. Por el hecho de ser activista “socialista” o del “socialismo”, no se es necesariamente una persona social. Y, por ejemplo, hay ecologistas no son doctos en ecología (lo que sí son, o deben serlo, los ecólogos). Personalmente me gustan más las palabras “individualidad” en el sentido de la RAE “Cualidad particular de alguien o algo, por la cual se da a conocer o se señala singularmente” y “personalidad”, definida por la RAE como “Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas”, y “Conjunto de cualidades que constituyen a la persona o sujeto inteligente” Para aportar a la sociedad hay ser lo más posible “individualidad” y “personalidad”. Son cualidades exigentes que requieren formación y experiencia. La cooperación entre mediocres solo puede dar resultados mediocres.

  2. Estoy convencido en verdad, el análisis de Sabino Ayestarán al encuentro de "la modernización reflexiva" es una aportación rigurosa, de sabia humanidad. La "individualización" tan necesaria y legítima tiene que estar refrendada en la interrelación social y colectiva, en la política y la economía "lo dificil es la asunción de roles" la conciencia individual de la participación y elaboración de proyectos comúnes, correctamente desarrollados, la cooperación y el compromiso de "Gana-Gana" anteponiendose al "Gana-Pierde", al que tan acostumbrados se está víctimas del egoismo, y una cultura de dependencia equivoca, en los dos sentidos, del Estado y el Ciudadano, de administrados y administradores. La delegación de funciones se debe ceñir a lo funcional y en amplio consenso, frente al abandono de las propias competencias y responsabilidades. La alienación nunca soluciona y si, tiñe de gravedad las situaciones venideras.

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