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Cómo hacer frente a la automatización

¿Cómo hacer frente a la automatización?

Cada vez es más frecuente hablar de la «robotización» o «automatización» de la economía como un proceso que cambiará irremediablemente el panorama laboral en los próximos años. Dada la naturaleza incierta del futuro, es complicado prever de manera exacta cómo cambiarán las economías para adaptarse a las nuevas tecnologías. Sin embargo, hay ciertos datos y opiniones de expertos en los que podemos apoyarnos para comprender mejor a qué nos enfrentamos.

Por un lado, el Foro Económico Mundial estima que, para el año 2022, un total de 75 millones de puestos de trabajo en el mundo podrían trasladarse de las personas a las máquinas. La cuestión es si, precisamente gracias a las ganancias derivadas de los cambios tecnológicos y los posibles aumentos de productividad, un número aún mayor de puestos de trabajo se podrían crear a causa de la robotización. Parece claro, sin embargo, que los nuevos trabajos podrían tener muy poco que ver con los viejos trabajos destruidos por la irrupción de las máquinas inteligentes.

Con el fin de aportar unas posibles guías de acción ante los retos de la automatización, Sara de la Rica y Senén Barro publicaron hace unos días un artículo en El País titulado “Innomatización”: innovar ante la oportunidad de automatizar.

 Tres ámbitos clave

Para encauzar la automatización de una forma menos costosa tanto en términos económicos como humanos hay que actuar en tres ámbitos clave, según señala el artículo. Por un lado, la educación en el uso de nuevas tecnologías podría ser clave para no dejar a las nuevas generaciones excluidas de estos cambios, mientras que las personas que ya formen parte del mercado laboral deberán aprender que la formación será necesaria a lo largo de toda su carrera profesional. La educación no sería por tanto algo limitado a los primeros años de vida de las personas, sino algo que las acompañaría durante años con el fin de garantizar su empleabilidad.

Por otro lado, ante la automatización hace falta apostar por la innovación. Dado que las nuevas tecnologías son cada vez más fácilmente accesibles, una mera incorporación de las mismas a la actividad de las empresas podría no asegurar su buena posición competitiva. Sería necesario, por lo tanto, que además de implementar estas tecnologías, las empresas apostaran por formar e integrar a los trabajadores en los nuevos perfiles requeridos. Es cierto que cada vez más procesos se pueden llevar a cabo gracias a las máquinas, pero de momento siguen siendo necesarias las inteligencias humanas para encontrar nuevas innovaciones y maneras de usar las tecnologías disponibles de forma productiva y novedosa. Esta apuesta por una combinación de innovación y automatización sería la que permitiría generar ventajas competitivas en las empresas futuras, y por ende consecuencias positivas sobre el empleo.

Por último, el artículo apunta a la necesidad de coordinar políticas públicas que no solo reaccionen, sino que guíen estos cambios de la mejor manera posible. Será necesario que aquellos perjudicados por la automatización encuentren ayuda en las instituciones públicas, mientras que las PYMEs podrían beneficiarse de ayudas para competir frente a las grandes empresas y su mayor facilidad para hacer frente a estos retos.

A pesar de que el futuro es incierto y la economía no es siempre una ciencia exacta, este tipo de actuaciones quizá sean la clave para asegurar que los cambios necesarios se llevan a cabo de la manera más armónica posible.

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