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Cuba-USA. Restableciendo relaciones. ¿El principio del fin o el fin del principio?

Tras más de medio siglo de
relaciones diplomáticas inexistentes, los Gobierno de los Presidentes Raúl
Castro y Barack Obama, vuelven a sentarse en una mesa de diálogo para comenzar
a hablar de “normalidad”. Es un hecho histórico, sin duda. Algunos lo han
llamado el verdadero final de la Guerra Fría porque se trataba del último ‘deshielo’
de una serie de episodios que todavía quedaban por cerrar. Una de esas viejas
heridas latentes por la tozudez de ambos países. El de cuba por el personalismo
con el que han regido el destino de millones de cubanos desde 1959 y, el del
Despacho Oval, por encontrarse maniatado por la Cámara de Representantes de
Washington D.C.
A pesar de todo, Obama ha dado un
paso adelante y ha querido en su última actuación como Presidente de los
Estados Unidos en una cumbre con sus homólogos americanos, hacer un gesto
favorable para volver a encauzar la sintonía del coloso americano con sus
vecinos continentales. De este modo, la VII. Cumbre de las Américas, se ha
visto centrada por la foto que ambos mandatarios han protagonizado, postergando
a un segundo plano diversos asuntos como la paz en Colombia, las sanciones a
Venezuela…
Ahora, por primera vez desde
1960, las conversaciones volverán a su cauce diplomático y se extenderán a
otros temas de interés común, como las inversiones y los créditos, y a asuntos
discordantes como los derechos humanos y la democracia. Dice Rafael Rojas,
historiador cubano afincado en México que, “no hay que esperar una mejoría
sensible de los derechos humanos o una transición a la democracia en Cuba, en
los próximos años, pero sí un mayor avance a la economía de mercado y una
reforma política que, a pesar de los límites que le impone un sistema de
partido único, creará mejores condiciones para que los dos gobiernos, la
sociedad civil, la oposición y el exilio construyan formas plurales de dirimir
sus diferencias.”
La foto se la ha llevado Obama y
Castro, pero la Unión Europea y el Vaticano también han sido elementos a tener
en cuenta en el resultado final de las mismas. La UE desde hace varios meses ha
abandonado esa Posición Común que en 1996 impulsó José María Aznar y ha
comenzado a destensar la cuerda en sus relaciones, principalmente en clave
comercial y pasando de refilón los derechos humanos. La Iglesia Católica por su
parte, desde tiempos coloniales ha sido un elemento poderoso en la Isla de Cuba
pero desde la llegada de Francisco I. al Vaticano, Bergoglio ha actuado de
mediador entre Obama y los Castro, a veces sin calcular sus posibles
consecuencias pero siempre con sigilo y discreción.
Castro y Obama se estrechan la mano. / The AP
De Miami a Panamá (1994-2015)
Esta oportunidad histórica se
enmarca dentro de un cambio paradigmático de la política exterior que ha ido
tejiendo Obama en relación a los países latinoamericanos. Ya no se tratan de
las mismas naciones que, en 1994 se reunieron por primera vez en Miami para la
primera Cumbre de Las Américas, cuando la democratización se hizo el eje
principal del mismo y, los estadounidenses tenían una percepción superior
frente al resto de América Latina. El cambio de éstos, la fragmentación en la
que se encuentra el continente con políticas dispares y, sobre todo, los
despliegues y retrocesos de los americanos en Oriente Medio han hecho que Obama
se haya centrado, como dice el historiador argentino Carlos Malamud, en
relaciones bilaterales con los países iberoamericanos, centrándose en
Centroamérica, el Caribe y el gigante azteca.
En definitiva, parece que las
canciones populares de Carlos Puebla con las que se criaron varias generaciones
de cubanos tendrán menos sentido a partir de ahora. Cuba ha realizado varios
gestos de apertura –ligerísimos-, principalmente de carácter económico. Para los jóvenes
cubanos es un momento de optimismo, van a conocer una realidad que sus padres
no pudieron apreciar. Poder salir al extranjero, visitar a los parientes en
Estados Unidos, productos propios de otros países, una visión más global de lo
que sucede en el mundo, una paulatina libertad individual… es decir, prácticamente
una Cuba no tan marcada en el acento revolucionario. Ya no serán todos los días
26 de julio.

Pero el Gobierno querrá controlar todas las
fases del ‘deshielo’ y controlar su imagen ofreciendo al público en este
restablecimiento de relaciones una victoria, no sólo del pueblo cubano, sino
también del socialismo. La punta de lanza será la apertura comercial con
inversiones –miradas con lupa desde La Habana- de empresas norteamericanas.
Pero lo cierto es que al margen de los dólares yankees, hay otras cuestiones
mucho más espinosas que abren más incógnitas de las que se cierran, como el papel
de la oposición, el de las propiedades privadas pre-revolucionarias, los
derechos humanos, Guantánamo… como dijo Winston Churchill durante el almuerzo
en el día del Alcalde Mayor de Londres en la Mansion House el 9 de
noviembre de 1942, “no es el final, no es ni siquiera el principio del
final. Puede ser, más bien, el final del principio
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