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¿En qué trabajan los químicos?

Cada año salen unos 2500 químicos de las universidades españolas. ¿En qué trabajan los químicos? En su último número, la revista Química e Industria (*) dedica una serie de artículos sobre el tema. La respuesta es “en muchísimas cosas”, como les pasa también a los ingenieros. El químico se puede quedar en la universidad haciendo investigación básica o ya orientada a la aplicación, o dedicarse a la enseñanza, o seguir haciendo investigación en la empresa privada, o después de un cierto tiempo ocupar cargos de gestión en la empresa, de gestión de un departamento técnico o tecnológico u ocupar la presidencia de una compañía (como el actual presidente de Petronor, Josu Jon Imaz). Pasar de un centro de investigación donde se producen patentes de tecnología a dirigir un departamento de una empresa donde se convierte en el responsable de negociar su adquisición (como el que lo está escribiendo). O montar su propia empresa como lo hicieron en su día Ernesto Solvay, Paul Janssen, Leo Baekeland, y muchos otros. Hoy hay empresas que nacen en la universidad y se llaman “spin-off”. Lo que hace un químico está también en función de su especialización, que no significa polarización, porque hoy las ramas de la ciencia se solapan cada vez más. Los hay que predominantemente son analistas, químicos orgánicos, inorgánicos, bioquímicos, especialistas en polímeros, en cinética química, en energía atómica, en metalurgia, en corrosión, en nuevos materiales, etc. etc. Es que la química está presente en todos los sectores o las ramas de la industria, desde la siderúrgica hasta en la farmacéutica o médica, desde el petróleo y el carbón hasta en la alimentación, desde el textil hasta la agricultura, desde las pinturas para decorar las fachadas hasta los detergentes para limpiar sus ventanas… No se puede uno imaginar casi nada en la sociedad donde no hay química. Hasta en la psicología entre las personas, entre las que puede haber “química”, como entre dos moléculas que tienen una afinidad espontánea la una para la otra con solo mirarse a los ojos, y que sienten la necesidad irresistible de unirse.

La química tiene sus exigencias. “Para ser un investigador, son imprescindibles la imaginación y la tenacidad”, cuenta en la revista Pilar Goya, directora del Instituto de Química Médica (CSIC) y vicepresidenta de la Real Sociedad Española de Química. “Es importante la resistencia al desánimo, afrontar los retos con una mente abierta y libre de prejuicios, y tener capacidad de autocrítica”, dice María Fuensanta Máximo, profesora titular de Ingeniería Química por la Universidad de Murcia. El Conocimiento y el progreso nacen de la imaginación y de la creatividad o, como decía Albert Einstein,”la imaginación es más importante que el conocimiento” Pero además nada se hace sin el trabajo. “El genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor» dijo Thomas Alva Edison. Solo se está dispuesto a sudar por algo que se quiere, que a uno le hace ilusión. Y pensar y reflexionar, como hacen los filósofos. En realidad, las características de un químico son básicamente las que se requieren para cualquier profesión intelectual.

(*)Química e Industria, nº 581 febrero-marzo 2009

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