Las empresas deben integrar a la juventud

Representantes de la administración, la sociedad civil y la empresa hemos compartido con El Correo algunas recetas para acelerar la recuperación económica tras la pandemia.

En palabras de Begoña Etxebarria, directora de NSF, para acelerar la recuperación económica tras la pandemia: Las empresas deben integrar a la juventud.

El resultado de un análisis de las 50 principales entradas sobre competencias publicadas en revistas científicas que tratan de analizar la evolución del entrenamiento de la juventud en Europa occidental para el periodo 2000 – 2020 muestra que:

«El nuevo modelo europeo de educación superior quiere producir personas con conocimiento y capacidad para asumir su propio destino y, al mismo tiempo, ser capaces de cooperar en la búsqueda de soluciones creativas a los problemas que nacen del trabajo en equipo.»

Puede resultar una obviedad, pero el reto es ese:

Significa que nuestros y nuestras jóvenes deben ser educados en universidades competitivas y/o en las propias empresas, en donde puedan seguir aprendiendo y reaccionando ante los cambios y ante las demandas del mercado de trabajo.

No nos bastará, ya sólo, con asegurar la calidad de los conocimientos técnicos de la juventud. Las universidades y centros formativos pueden proporcionar la formación científica y tecnológica básica, pero la adaptación del empleo al trabajo específico y las competencias, podrían y deberían facilitarla las propias compañías, antes de una incorporación definitiva.

Sigue siendo válido el «Learning by doing«, aprender las competencias ejerciéndolas.

Según los estudios de todo el mundo, junto con la innovación y el dominio de la tecnología, la capacidad de cooperar es uno de los grandes aprendizajes que hay que incoporar.

Las empresas y las organizaciones europeas más innovadoras, en las próximas décadas, serán las que logren desarrollar personas profesionales con las mayores cualidades en aplicación de la tecnología, con capacidad de competir a través de la cooperación y con capacidad de cuestionar e innovar en los procesos y servicios.

Pero nada de todo ello podremos hacer si no contamos con empresas y personas con auténtica vocación de desarrollar a otras personas.

Dominar la técnica que supone el trabajo en equipo, que ayuda a cada cual a encontrar su sitio, aportando sus mejores capacidades, es lo que se conoce como liderazgo transformacional.

En todo esto estamos trabajando en Fundación Novia Salcedo con el objetivo de mejorar la empleabilidad de las personas jóvenes de la mano de las empresas.

Sabemos por dónde hay que ir y lo estamos haciendo con mucho esfuerzo, pero los resultados comienzan a verse

Begoña Etxebarria.
Directora de Fundación Novia Salcedo

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