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Testamento de un gran emprendedor, Rafael Escolá

Rafael
Escolá
ha sido el fundador de IDOM, en el principio de los años 60. Nació el 8
de Abril de 1919 en Barcelona. Era el más joven de seis hermanos. Murió de un
cáncer el 2 de Septiembre de 1995.

En
la página 258 del libro “Rafael Escolá Ingeniero” editado por la Fundación (*) que
lleva su nombre, hay un “Testamento del Presidente”, escrito por Rafael Escolá
en 1979 dirigido “a los que componen IDOM”. Interesa recordarlo hoy, cuando se
habla tanto de la innovación en la gestión de las empresas, de los valores y de
la importancia de las personas en un proyecto empresarial. Un documento en el
que el presidente expresa su preocupación por el porvenir de su empresa. Con
permiso póstumo de su autor lo reproducimos íntegramente a continuación.

“Entre
los muchos conceptos a mi modo de ver importantes, quiero señalar siete, de los
que depende el porvenir de IDOM. En todos ellos, al final, os hago un
pronóstico sobre lo que sucederá si seguís lo que os digo, o si lo olvidáis.
El
primero de ellos es recordar a todos que, siempre, debéis ver a los que ejercen
funciones directivas, no como una parte de IDOM, sino como unas personas más de
esta Firma de Ingeniería que están cumpliendo un encargo, del que alguien tiene
que ocuparse y ha sido encomendado a ellos. Agradecédselo mientras lo cumplan,
pues es un servicio que os hacen: lo hacen incluso cuando cumplen el penoso
deber de “calificar” a cada uno y determinar su retribución: uno u otro tienen
que hacerlo, pues no es lógico que nadie se ponga su propio sueldo.

La
responsabilidad les pesa mucho y el mandar nunca es grato y menos cuando el
cargo no es una meta profesional; de los actuales me consta que les gustaría
dedicarse a hacer solo de ingenieros.
Ayudadles
a que cumplan su función directiva sin rebaja de ninguna clase; deben mandar de
verdad; al que no obedezca, hacedle ver que perjudica al conjunto. Si les
hicieras demasiado difícil el mandar, o si ellos, por blandura, no concretaran
todo lo que hay que concretar, os pronostico que, aún siendo todos buenas
personas y buenos profesionales, IDOM desaparecerá en pocos años (y si no fuerais
tan buenos, en menos de un año).

En
segundo lugar considero que para conservar la posición de independencia que hoy
tenemos respecto de propietarios exteriores a nosotros y respecto de entidades
financieras y comerciales, es condición necesaria que os neguéis ante cualquier
invitación a cobrar otra cosa que no sean honorarios; si alguna vez, un cobro
de otro tipo (contratos sobre el coste de lo que proyectamos, etc.), os
pareciera que lo podéis aceptar porque no influye en la independencia, habréis
pasado una puerta que conduce a otro tipo de Firma de Ingeniería y habréis
perdido la principal clase de Clientes que hoy tenemos.
El
tercero se refiere a la confianza que hoy tenéis los unos en los otros.
Mantenedla siempre: nadie, ni siquiera imagine, se mantiene hacía él una
actitud poco noble. Menos aún si se trata de los Directores, de quienes siempre
hay que creer que tienen un buen deseo hacía cada uno, y que piensan
exactamente lo que dicen y no otra cosa. Ellos deben realmente sentir así y
además parecerlo: que siempre informen (verbalmente y por escrito) sobre sus
puntos de vista ante las realidades de cada mes, sobre sus planes e incluso
sobre sus intenciones, aunque algunas personas quizá sufran cuando se digan las
cosas tan claramente, o cuando hay que decir algo que sea impopular a corto
plazo.

Hasta
ahora, este clima de confianza, en IDOM es incomparable con el que vemos en
otros ambientes; mientras lo conservéis, seguiréis formando unos grupos de
trabajo que pueden ofrecer servicios de ingeniería con una eficacia tal, que no
tendréis competidores. En estos momentos la unidad tiene una importancia vital:
¡qué inoportuno sería perder este valor por la “mala pata” o por el malhumor de
unos pocos! No quiero pensar en un grupo de personas de IDOM provocando que se
pierda el Cliente que nos había buscado viendo nuestra unidad. Pero éste –con
ser vital- no es el motivo más importante para no perder este valor: el
verdadero fondo de la cuestión está en que sin él no puede haber entre vosotros
amistad además de vecindad de trabajo.
Como
cuarto punto he elegido explicaros lo que es la propiedad en IDOM. Tomé en
tiempos un camino que me ha conducido a que, del 100% de la propiedad que yo
tenía, os he distribuido el 90% entre todos. No me lo agradezcáis porque os lo
habéis ganado; pero lógicamente algunos de vosotros habéis ganado más y otros
todavía no tanto (según la responsabilidad y años de trabajo de cada uno). Los
que aún no tenéis mucho (o lo teníais pero necesitáis venderlo), podéis tener
una tendencia a quitar importancia a estas participaciones en el valor de IDOM.
A estos quiero deciros que nunca manifestéis esta tendencia; nada de
igualitarismos al llegar a este concepto, pues los que han metido sus vidas en
IDOM lo tomarían como una insensatez, ya que el tiempo y el esfuerzo que han
aportado les hace ver a IDOM como algo suyo y nadie tiene derecho a quitárselo
(ni siquiera a discutírselo). En cambio, ellos (que precisamente son los que
están dando más vida a IDOM) tendrían perfecto derecho a abandonaros a vosotros
si les discutierais esta propiedad o sus consecuencias.

En
quinto lugar, he de hablaros de la forma como estamos asociados: entre
nosotros, de hecho no hay relación de tipo laboral. Somos una Asociación de
profesionales: aquí no hay ninguna empresa, ni dos partes, de las cuales una de
ellas contrata y paga a la otra.
Puede,
sin embargo, suceder que esto, a alguno no le “entre en la cabeza” porque es
una novedad y entre tantas personas, quizá alguno no tenga abierta la mente a
las novedades. También cabe que uno lo entienda, pero desee que IDOM sea una
empresa corriente. Los demás tenéis que hacerle ver que, para ser consecuente
con su forma de cabeza, debe buscar un empleo en una empresa como él desea,
pero será mejor que antes, intentéis explicarle con palabras de amigo lo que realmente
es IDOM.

De
no conseguirlo, si se extendiera un clima de relaciones típicamente laborales,
los que habéis trabajado durante años en un ambiente grato y familiar, el resto
de vuestras vidas pasaríais mucho peor (si antes IDOM no desaparece por falta de
fuerza) y en tal caso en este punto que tan claramente veo y os invito a que
penséis todos: antiguos y menos antiguos.
El
sexto se refiere al interés por las necesidades de las personas: cuando alguno
pueda tener dificultades para ser útil, por llegar a una edad avanzada o por
motivo ajeno a su voluntad, si antes ha hecho mucho por IDOM, atendedle bien;
mirad antes la persona que al dinero. De no hacerlo así, cada uno de los demás,
al llegar a una edad avanzada ya sabe lo que le espera. Ninguna Agrupación sea
tacaña con los que se jubilen en ella. Una asociación de profesionales lo es
cuando alguno da algo a los demás, y lo sigue siendo, cuando un día puede necesitar
a los demás.

El
séptimo punto se refiere a la independencia de las Agrupaciones; no vayáis a
unificar las Cajas, pues eso llevaría a que “cada palo no aguantaría su vela” y
con facilidad las Agrupaciones se colgarían de una organización económica
central. Mantened la independencia, pero tampoco veáis fríamente que una de las
Cajas pasa apuros sin echarle una mano, aunque sea apretándose el cinturón las
demás. De no hacerlo así, en su día, los demás harán lo mismo con la Agrupación
que tuvo tanta frialdad; todas tendréis un año malo, tarde o temprano: la que
toque, si antes fue poco generosa, desearía haberlo sido más.
Es
corriente en personas poco veteranas no aceptar que las cosas son verdad hasta
escarmentar en cabeza propia, pero los que son inteligentes pueden compensar
con talento su falta de experiencia. Espero que los más jóvenes, seáis lo
bastante inteligentes para creer que son verdad estos puntos, sin necesidad de “daros
en las narices” antes de creerlo.”

No
eran palabras blandas, las de Rafael Escolá. La vida tampoco es blanda. Esto lo
saben hoy muy bien los casi cinco millones de parados. Un número que equivale a
toda la población de un país como Irlanda.
Una
faceta menos conocido de Rafael Escolá: en 1964 colaboró como voluntario en un
proyecto de un colegio de Getxo dando clases gratuitas de noche a jóvenes trabajadores
para completar su formación. Jóvenes que provenían de municipios de la margen
izquierda industrializada. En uno de ellos, Barakaldo, Rafael Escolá fundó
junto con unos amigos el club juvenil “Eretza”.

En
1989 creó en Bilbao con unos amigos el germen de lo que sería la delegación de SECOT
(Seniors para la Cooperación Técnica) de Bizkaia, una asociación sin ánimo de
lucro de voluntariado de asesoramiento empresarial, que celebra este año su 20
aniversario.
En
el libro hay más aspectos y anécdotas interesantes de Rafael Escolá, que
podrían servir hoy.

(*)
La «Fundación Rafael Escolá«, tiene como objeto dar continuidad a los
ideales y actividades que desarrolló su titular en favor de la calidad técnica
y ética del trabajo profesional. La Fundación financia actividades de
investigación y formación relacionadas con la Ingeniería, la Arquitectura, la
Consultoría y el Medio Ambiente, promoviendo la excelencia profesional en todas
estas actividades.

Acerca de René Aga

. Dr en CC Químicas por la Universidad de Lovaina (KU Leuven) · Senior socio de SECOT en Bilbao. · Seniors para la Cooperación Técnica. · Voluntariado de asesoramiento empresarial, del emprendimiento y profesional. · Administrador y co-editor de la página web y blog de SECOT Bizkaia/Vizcaya · Colaborador de la Fundación Novia Salcedo y miembro externo de su ICARO Think Tank. · Autor en el blog "Construyendo Capital Humano". · Propietario y editor de los blogs "Desde la Educación hasta la Innovación" (https://e2i.blogspot.com/) y "Pienso luego soy" (https://vanzeebroeck.blogspot.com/) . Collaborador con la revista Industria Química (Premio Iberquímica 2020):https://e2i.blogspot.com/2020/12/congreso-y-entrega-de-premios-de.html

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