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¿Lifelong Learning o Lifelong Talent Development? (I)

Santiago Rivero, patrono de NSF, nos acerca los planteamientos educativos para el Lifelong Learning, desde los nuevos enfoques de las ciencias del aprendizaje.

1.- Descripción de la idea.
Cada vez cala más la idea de que para disponer de profesionales cualificados es preciso mantener actualizadas sus capacidades mediante la implantación de programas con el enfoque «life long learning».
A veces se entiende como “lifelong learning” la continuación de la formación recibida durante el tiempo de permanencia en las instituciones docentes previamente a la incorporación a la empresa, mediante la aplicación de programas de formación complementaria durante la etapa de actividad profesional, con el fin de actualizar y ampliar en la medida necesaria los conocimientos, para adecuarlos a lo que demandan las tareas que las distintas personas de la organización tienen encomendadas. Es decir, que el significado atribuido a dicha expresión es la de una formación que se desarrolla a partir del momento en que un profesional se incorpora a la empresa y durante el resto de la vida, complementando la formación adquirida en etapas anteriores. Ahora bien, no se debería pensar únicamente en un proceso continuo de adquisición de nuevos conocimientos, sino que más bien habría que plantearse el modo de enfocar la adquisición de conocimientos y el desarrollo de capacidades (tarea que no debería descuidarse en ningún momento de la vida profesional), con objeto de lograr el óptimo desarrollo de las capacidades intelectuales de las personas, incluyendo aquellas competencias que se precisan para la eficiente puesta en práctica de lo aprendido.

Por tanto, el lifelong learning (en adelante, LLL) debería concebirse como un proceso global y continuo que va de la cuna a la tumba (expresión que se suele utilizar también para referirse al LLL), que es preciso concebir y planificar en su conjunto.

Por ejemplo, hay muchas cosas cuyo aprendizaje es especialmente efectivo en la infancia, pero cuya aplicación resulta particularmente útil en etapas posteriores. Desde el momento del aprendizaje hasta cuando, posteriormente, estos conocimientos resultan particularmente útiles, se deben ejercitar, pues es conocido que aquello que se sabe, o las capacidades que se adquieren, “o lo usas o lo pierdes”. Esto se podría aplicar al bilingüismo de cuna o a las habilidades sociales adquiridas en la época escolar, y que posteriormente pueden minusvalorarse hasta, que llegada la hora de desarrollar la actividad profesional, se vuelve a poner de manifiesto su utilidad.

2.- Los nuevos paradigmas del aprendizaje.

Desde un planteamiento de LLL, es preciso aprender, continuar adquiriendo nuevos conocimientos que se apoyen en lo ya aprendido y conservar los conocimientos adquiridos, para lo cual es necesario mantenerlos vivos ejercitándolos de algún modo.

El LLL no debe limitarse a focalizar su atención en la adquisición de conocimientos, sino que ha de contemplar igualmente el desarrollo de aquellas capacidades y habilidades, que deben acompañar a los conocimientos para permitir el uso eficientemente de éstos.

Para definir las políticas que propicien una eficiente educación de la cuna a la tumba, que facilite la preparación de profesionales dotados de talento y capaces de desarrollar eficientemente sus cometidos, es preciso tener suficientes conocimientos de todo lo relativo a las prácticas docentes tradicionales, así como de los hallazgos más recientes acerca del modo de funcionamiento del cerebro, lo cual está en la base de todos los aspectos del comportamiento humano, incluidos los procesos de aprendizaje y el modo de proceder para el logro de objetivos.


Los conocimientos del campo de la neurociencia son, pues, de gran utilidad para estos fines, y pueden considerarse fundamentales para el diseño acertado de las políticas cuya finalidad sea la promoción del LLL.
Entre los descubrimientos relacionados con el funcionamiento del cerebro y que tienen mucho que ver con el aprendizaje a lo largo de la vida, merecen destacarse los siguientes:

– La plasticidad del cerebro, consistente en que el cerebro puede reconfigurarse constantemente, fundamentalmente mediante cambios en el “cableado” entre las neuronas, como consecuencia la readaptación de la disposición de las sinapsis (conexiones entre las neuronas). A ello se suma el que, en contra de lo que se venía pensando desde hace mucho, se producen continuamente nuevas neuronas, especialmente en regiones especificas del cerebro. Como consecuencia de todo ello, es posible el aprendizaje durante todas las épocas de la vida (siempre que no se produzcan deterioros cerebrales serios), si bien es cierto que no a todas las edades se adquieren los nuevos conocimientos con la misma facilidad.


Asimismo, con la edad y la práctica se va adquiriendo una mayor maestría en el uso de ciertas destrezas: En algunos aspectos, la edad juega a favor.


– En relación con la plasticidad, que se acaba de mencionar, determinados conocimientos se adquieren con especial facilidad en los denominados “períodos sensibles”, fuera de los cuales la asimilación de aquéllos resulta mucho más difícil, dificultad que en algunos casos se aproxima a la imposibilidad. Es muy importante saber cuáles son los conocimientos y habilidades sujetos a periodos sensibles y las ventanas temporales en las que tienen lugar, con objeto de ajustar las edades en las que se promueve el aprendizaje o el desarrollo de determinadas habilidades.

– No todas las estructuras del cerebro maduran al mimo tiempo, ni la maduración tienen lugar de forma lineal en el tiempo. Por eso, el desarrollo de algunas habilidades tiene lugar muy pronto y el de otras se demora más en el tiempo. De ello se desprende que los momentos adecuados para aprender y comprender determinadas cuestiones estarán referidos al desarrollo, en grado suficiente, de las estructuras cerebrales que deban intervenir en dichas cuestiones.


– La práctica es fundamental para mantener vivos los conocimientos y destrezas adquiridas. Por ello, debe mantenerse una actividad intelectual que implique la utilización de lo aprendido, si es que esto requiere ser utilizado posteriormente. Por ejemplo, la adquisición de un idioma o ejercicio de determinadas competencias puede aprenderse a edades muy tempranas, pero su necesidad puede hacerse manifiesta mucho más tarde, tal vez durante el desarrollo de la actividad profesional de una persona

– No todo lo que se aprende se retiene (o se olvida) con la misma facilidad. Ciertas estructuras cerebrales, que almacenan memorias determinadas, son mucho más estables, y lo aprendido es más fácil que se conserve durante mucho tiempo (un ejemplo podría ser el aprendizaje de montar en bicicleta). En la memorización de distintos tipos de información intervienen diferentes estructuras cerebrales, por lo que unas cosas se recuerdan mejor que otras.


– Ciertas habilidades de naturaleza emocional son necesarias para el uso eficiente del conocimiento, de ahí la importancia de propiciar su desarrollo mediante un entrenamiento adecuado. De hecho, en situaciones patológicas extremas, en las que una persona presenta un perfil emocional plano, ésta se ve privada de la capacidad de tomar decisiones, aunque conserve intacto todo el conocimiento requerido para ello.
– Cuestiones no cognitivas tienen una gran incidencia en la eficacia de los procesos de aprendizaje, de ahí la importancia de prestarles la atención que requieren. Por ejemplo, la motivación es determinante a la hora de aprender y esto debería ser tenido en consideración a la hora de plantear las estrategias educativas, en cualquier momento de la vida.

– El cerebro disminuye su rendimiento si se le somete a situaciones que rebasan su capacidad de funcionamiento normal. De ahí la importancia de la alimentación, el descanso, los ejercicios que activan la oxigenación de la sangre. Todo ello debe tenerse presente a la hora de abordar las acciones educativas de cualquier tipo.

– Existe una estrecha conexión entre varias de las diversas partes del cerebro. Por eso interesa un desarrollo equilibrado, ya que de otra forma pueden producirse fallos inducidos en el funcionamiento de regiones que no tienen disfunciones.
3.- Qué es preciso aprender, cuándo debe hacerse y cómo.

Partiendo de lo expuesto en el punto 2, si se quiere abordar el desarrollo de las capacidades de las personas para lograr el triple objetivo de a) prepararlas para una vida plena, b) propiciar su contribución a la construcción de una sociedad adecuada para la convivencia y c) optimizar su capacitación y su dendimiento como profesionales que contribuyan eficientemente a la aportación de valor, será preciso diseñar unas politicas y unas prácticas educativas basadas en:

– La definición de qué es preciso aprender, estableciendo los pesos adecuados para las distintas materias y contenidos objeto del aprendizaje.

– Cuándo debe abordarse el aprendizaje de cada materia, durante cuánto tiempo debe prolongarse y cuáles son las destrezas previamente adquiridas con las que debe contarse para que los educandos dispongan de la capacidad de asimilación requerida para aprender.

– Cómo debe plantearse la enseñanza para facilitar al máximo los resultados del aprendizaje. Debería perfeccionarse la práctica docente, incluyendo los planteamientos más avanzados de la Docencia informada por la Neurociencia. No debe interpretarse esto como que la referencia exclusiva de la Docencia deba ser la Neurociencia, sino más bien que las prácticas docentes actuales convendría que fuesen contrastadas y complementadas por los hallazgos de la neurociencia que son de aplicación a este campo, como ya lo están haciendo varias de las instituciones docentes de mayor reconocimiento en el mundo.

– Habría que instruir a los profesionales de la docencia, tanto del mundo de los centros educativos como de las empresas, con el fin de que puedan realizar su labor con una visión más global y dominio de las prácticas docentes inspiradas en los hallazgos más recientes de las ciencias que tienen que ver con la educación.

4.- Aprendizaje y tecnología

Aunque no sea más que de pasada, ha de hacerse mención a las aplicaciones de formación “on line”, como solución para facilitar la adquisición y actualización de conocimientos. No cabe duda de que esta clase de soluciones pueden resultar de gran utilidad, especialmente para quienes hayan desarrollado las habilidades que facilitan el “aprender a aprender”. Pero por otra parte, hay que añadir que no es lo mismo la formación presencial que el aprendizaje a través de un ordenador. De forma general, no se puede decir que una opción sea absolutamente mejor que otra.

En la comparación entre ambas alternativas, habría que tener en consideración bastantes aspectos, como pueden la calidad y capacidad docente de quienes impartan, en cada caso, la formación presencial; la calidad de los productos para la formación “on line”; las estrategias docentes empleadas; la naturaleza de los conocimientos que se tratan de adquirir; el mayor o menor contenido de habilidades no cognitivas que incluya el aprendizaje de una determinada materia (a mayor contenido, más ventaja para la modalidad presencial).

En términos generales, la opción “on line” presenta las ventajas de la ubicuidad, la flexibilidad de horarios, la posibilidad de comprobar a priori la calidad de los contenidos, y el hecho de garantizar la homogeneidad de la oferta a todos los que acceden al sistema.

Como contrapartida, la ventaja de la opción presencial se basa en la posibilidad de adaptar la enseñanza a las características concretas de los alumnos, de ajustar el ritmo de enseñanza al de aprendizaje, de evaluar el grado de interés y de motivación en cada momento y de personalizar los distintos aspectos que configuran la relación profesor-alumno (aunque algunos de estos aspectos tratan de ser resueltos también por los sistemas “on line” más sofisticados).
Lo que se puede asegurar es que el desarrollo de materiales para la formación on-line requiere un conocimiento muy bueno de los procesos y mecanismos de aprendizaje de las distintas materias, y de las estrategias docentes más apropiadas a cada contenido formativo, junto con una calidad contrastada de los materiales didácticos. Resumiendo, la formación “on line” puede aportar mucho al LLL, si se toman las precauciones del tipo apuntado.

Un comentario

  1. Muy interesante su artículo. Hace poco en una charla de capacitación en docencia vimos el mismo tema presentado por un Psiquiatra infantil.
    Saludos

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