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Idea de una Universidad para el siglo XXI (I)

(Extractos traducidos al español de “Idea of a University for the XXIst century”, una presentación de Mark Eyskens, economista, ex primer ministro de Bélgica, catedrático emérito de economía de la Universidad de Lovaina, laureado con muchos premios)
Con esta lectura Mark Eyskens pretende tan solo analizar un par de aspectos desde la óptica del abanico polifacético de los problemas de una universidad, y más en particular los que tienen que ver con la competencia científica, la independencia intelectual y el compromiso ético.

El texto es demasiado largo para darlo en este espacio reducido. Este es una primera parte de su índice y resumen:
I. El cambio del cambio
Es impensable separar la universidad de su entorno social en el sentido más amplio. Nunca este entorno ha cambiado a tanta velocidad y con tanta profundidad como hoy. La Revolución Post Industrial (RPI) crea una red de información y conocimiento y eleva la creatividad humana, poderosamente asistida por la computadora – esta prótesis mágica – hasta ser el factor más importante de la producción. Nace un nuevo sistema económico: el informatisme. El capitalismo sufre una mutación. No solo el ocaso del comunismo es en gran parte atribuible a la RPI. El creciente torbellino de innovaciones científicas y tecnológicas también está sustituyendo el capitalismo, como sistema económico, por lo que se podría llamar el informatisme. Ya no son la máquina y el capital que dominan lo socioeconómico, sino el conocimiento y la información, y por consiguiente todo el acontecer social. La soberanía de los estados se está rezumando. La dinámica del cambio y de la internacionalización conduce a una experiencia desconcertante, que muchos ciudadanos no consiguen aclarar
II Un ovillo lleno de consecuencias
Las consecuencias de la RPI son extremadamente plurales, oscuras y en gran medida imprevisibles. Solo es posible un análisis parcial e incompleto al alcance de esta aportación. El mundo blanco pierde el monopolio innovador. La actual Tercera Revolución Industrial ha internacionalizado en gran parte los inventos, en los cuales la aportación de empleados investigadores asiáticos, en particular japoneses y chinos, crece cada vez más, aún cuando la mayoría de los laboratorios se encuentran todavía en el mundo “blanco”. A su vez parece que las innovaciones tecnológicas – que son las aplicaciones industriales de inventos y descubrimientos – están teniendo lugar en una medida creciente, también a gran escala, en Asia. El famoso heliotropismo, el deslizamiento hacía el occidente de la civilización técnica y de la civilización en general, está alcanzado y debe aparentemente ser revisado. El mundo blanco pierde de mala gana su monopolio científico y tecnológico. Para la universidad se presenta un cambio de mentalidad – con seguridad en Europa y Norteamérica – lo que necesita el abandono de muchos privilegios.
La RPI tiene como otra consecuencia que “de facto” la geopolítica está sustituida por la geoeconomía y más aún por las geofinanzas, que dominan las relaciones políticas en el mundo. La influencia de la RPI sobre el cambio de sistema se manifiesta también en el éxito de la economía de mercado y la democracia pluralista. La economía de mercado y la democracia parecen estar estrechamente ligadas entre si y evolucionan casi en todo el mundo, seguramente en un plazo, hacía un binomio: la democracia-mercado. Es una evolución positiva pero que también plantea problemas. Los valores humanos se comercializan y mercantilizan demasiado. Esto también amenaza la democracia, por la demagogia, la corrupción, la ineficiencia, la inseguridad y la inconsistencia de las escalas de valores de los electores. Podemos hablar de una crisis de la democracia representativa en unos cuantos países que tienen sin embargo una larga tradición parlamentaria. Esta crisis queda acentuada por una de las paradojas de la sociedad informatizada. La sociedad del conocimiento produce también ignorancia e incapacidad. Esta paradoja sitúa a la universidad ante un desafío extraño.
El binomio democracia+economía de mercado sufre una serie de problemas que en muchos casos parecen insolubles: el desempleo persistente y extendido en muchos países, el nacimiento de una sociedad dual con una distinción cada vez mayor entre ciudadanos adiestrados y no adiestrados, la contaminación del medio ambiente, la inseguridad ciudadana, el subdesarrollo en un número de países del tercer mundo, los fenómenos de la inmigración… El fenómeno del desempleo es especialmente complejo. También hay que rectificar algunos malentendidos. El desempleo no se debe principalmente a la introducción de las nuevas tecnologías. Es sobre todo un fenómeno europeo. Tampoco la competencia de países con salarios bajos y la deslocalización son la razón principal del desempleo. La causa principal reside en la incompetencia laboral que se deriva de la inadaptación profesional o psicológica del trabajador a las fuertes exigencias y a la flexibilización de los procesos de producción. Hoy una de las tareas esenciales de la universidad es reflexionar sobre un empleo distinto y sobre medidas de gestión responsables con vistas a la lucha contra el desempleo estructural en la sociedad dual.
La RPI eleva la eficiencia y por lo tanto el afán de ganancia a un objetivo obligado y dominante. Aunque existe el convencimiento de que la eficiencia es necesaria para gestionar los bienes escasos de la forma más óptima posible. Pero uno no se puede deshacer de la impresión que la maximización de las ganancias, de la satisfacción y utilidad, la minimización de los gastos y costos, la optimización de la productividad y de los resultados y esfuerzos, se convierten en fines por sí mismo. Y no se hace la pregunta si esto no debe servir al crecimiento. Esto da lugar a un operacionismo ampliamente extendido. Las ganancias y pérdidas se convierten en más importantes que el bien y el mal. La amistad se convierte en una red de relaciones útiles. Las convicciones son determinadas por la función que se ejerce. La ética es función de la situación en la que se está. El fin justifica los medios. Los jóvenes formados en este espíritu nunca sentirán la sociedad como una sociedad de seres humanos, pero sí como un campo de futbol de sus ambiciones.
Si postulamos que la felicidad depende en gran medida de la satisfacción de necesidades humanas, en el sentido más amplio, se puede construir una división de quebrantamiento de la felicidad. En el numerador se ponen los medios de satisfacción y en el denominador las necesidades. Ambos datos se hacen comparables expresándolos en términos monetarios. El resultado aumenta si el numerador crece: aumenta el bienestar económico y en muchos casos el bienestar. Este empeño de felicidad corresponde al modelo de crecimiento materialista-productivista. La realidad nos enseña sin embargo que en no pocas ocasiones surge un modelo en el que los medios de satisfacción son alcanzados y sobrepasados por las necesidades crecientes, entre otras por prácticas agresivas de ventas. Entonces la división de la felicidad baja a pesar de que la producción y crecimiento aumentan. Es el modelo del hypermaterialismo que además va acompañado por una insatisfacción estructural y colectiva. Y un hastío que tampoco es ajeno a la elite universitaria.

(Sigue)

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