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LA ENERGIA: Un Bien Esencial y Universal.

La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”, o, como dijo Antoine Lavoisier (imagen a la derecha), padre de la química moderna, ya en el siglo XVIII: “La materia ni se crea ni se destruyesólo se transforma” (lo que en el fondo es lo mismo).
Por eso hablan de la “conservación de la energía”. Se dice que se conserva en un sistema “cerrado”. Si el sistema no está cerrado puede salirse de él y extenderse al universo. En el universo en su totalidad, que es el mayor sistema que conocemos, la energía también se mantiene constante como se explica en la Enciclopedia
Británica
: “Las leyes de la termodinámica son engañosamente simples en su formulación, pero tienen consecuencias de gran alcance. La primera ley afirma que si el calor se reconoce como una forma de energía, entonces se conserva la energía total de un sistema más su entorno; en otras palabras, la energía total del universo permanece constante.”
 
Originalmente en la física se definía la energía tan solo como la “capacidad” de realizar un trabajo. Es así pero no es una definición completa. El concepto energía hoy es mucho más amplio. La energía, en esencia, es invisible pero vemos, notamos y sentimos sus efectos y sus distintas formas.
Si la energía no se crea, debe haber existido siempre. Entonces surge la pregunta: ¿No tuvo principio, ni tiene fin? ¿Es eterna?
El primero en descubrir la conservación de la energía como tal fue James Prescott Joule, físico inglés del siglo XIX, que además fue matemático. Empezó siendo cervecero por ser hijo de cervecero, que tenía como afición las ciencias. (Aunque producir cerveza también es ciencia).
La energía es omnipresente y puede tomar muchas formas: la energía cinética (un cuerpo en movimiento, la velocidad de una reacción química…), energía potencial (el agua acumulada en un embalse, una batería) la térmica (calor), la mecánica (cuando circulamos en bici), la química (cuando explosiona un petardo en noche vieja), la eléctrica (nuclear, hidráulica, eólica, solar, térmica..), la magnética (y  electromagnética), la elástica (el tiragomas), las microondas, la energía superficial, etc. O bien una combinación de varias de estas formas.
Incluida la materia misma, lo que sabemos desde que Albert Einstein formuló el Principio de la Equivalencia de Masa y Energía que dice que la materia se puede convertir en energía y viceversa. Desde la primera mitad del siglo XX conocemos la energía nuclear gracias a otros grandes científicos como Niels Bohr y Ernest Rutherford, James Chadwick, Federico e Irene Joliot-Curie, Enrico Fermi, y otros.
Cualquier cambio químico o físico va casi siempre acompañado por un cambio de energía. En la química se distinguen las reacciones endotérmicas
(que necesitan energía para su activación), exotérmicas (que liberan energía), catalíticas (que reducen la necesidad de energía).
 El sol aporta energía a la tierra, lo que hace billones de años dio origen a los organismos vivos. Y según se cree, antes del sol existía una densa nube de gas y “polvo” interestelar en las mismas coordenadas cósmicas, que era compuesta principalmente por hidrógeno y helio.
El viento, que es aire en movimiento, hace girar las hélices de un aerogenerador. Es la energía eólica que se convierte en energía eléctrica que en nuestras casas se transforma en calefacción, en luz, y que actúa la aspiradora que saca el polvo de la alfombra, y que mueve el ascensor que nos transporta al piso de arriba. Antiguamente los molinos de viento transformaban la eólica en mecánica, moliendo el grano. Igual que los molinos de agua que transformaban la hidráulica para hacer lo mismo.
Para seguir vivos los organismos requieren energía para su crecimiento y desarrollo, que obtiene de los alimentos (que se miden en calorías), del calor natural o artificial. El clima y el ecosistema son dirigidos por la energía de radiación que la tierra recibe del sol y de la energía geotérmica en el subsuelo de la tierra. Que si no tenemos cuidado la tierra se puede sobrecalentar si echamos demasiados gases invernadero (como el CO2) a la atmósfera que no retornan el exceso de calor a la atmósfera. Con la consecuencia de un Desarrollo Insostenible.
La energía de la tierra produce montes, volcanes, terremotos. El viento, la nieve, los huracanes y tornados son el resultado de transformaciones de la
energía ocasionados por la energía solar en la atmósfera de nuestro planeta.
Las transformaciones de energía más potentes se manifiestan en el universo en el sol, en los fenómenos estelares, por colapsos de la materia (en particular hidrógeno molecular), “objetos” astronómicos (estrellas y agujeros negros), fusiones nucleares…
Hace miles de millones de años una enorme energía concentrada en un punto dio lugar al Big Bang, o la “Gran Explosión”, la gran expansión que originó el Universo, cuya hipótesis fue enunciada por primera vez por el sacerdote Georges Lemaître , profesor de la Universidad Católica de Lovaina, que la llamó «hipótesis del átomo primigenio» o el «huevo cósmico». Al principio Einstein no aceptó esta hipótesis. Le costó aceptar la expansión del universo, aunque finalmente sí la aceptó. Será difícil que la ciencia transforme la hipótesis en teoría, y menos aún en una ley, porque nunca se podrá demostrar con un “experimento” real en un laboratorio.
(Georges Lemaître y Albert Einstein)
Si la energía no se crea ni se destruye. ¿no entra en conflicto con el libro del Génesis que dice que Dios creó el Universo? El libro fue redactado por varios autores desconocidos, según parece desde 950 hasta 450 años antes de Cristo, con los conocimientos “científicos” de entonces para la gente de esa época.
Georges Lemaître estaba convencido de que ciencia y religión son dos caminos diferentes y complementarios que conducen a la verdad. Que lo uno no es contradictorio con lo otro. No debería serlo si aceptamos que la
energía, si “no se crea ni se pierde” es una propiedad divina o un don divino.
Al cabo de los años, Georges Lemaître declaraba en una entrevista concedida al periódico estadounidense The New York Times: «Yo me interesaba por la
verdad desde el punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Me parecía que los dos caminos conducen a la verdad, y decidí seguir ambos. Nada en mi vida profesional, ni en lo que he encontrado en la ciencia y en la religión, me ha inducido jamás a cambiar de opinión
«.
Cuando el hombre muere, su energía no se pierde. Pasa a su entorno. En la tumba se va poco a poco. Cuando se le incinera, más rápidamente… Parte de su energía había pasado antes ya por los genes en sus hijos, nietos, bisnietos, etc..
 
 
El ser humano no puede seguir vivo, ni pensar, ni crecer, ni puede desarrollarse sin energía. La energía es una parte esencial del “capital humano”.
«Sólo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana, y de lo primero no estoy seguro» 
«El hombre que ha perdido la facultad de maravillarse es como un hombre muerto.«
«La sabiduría no es un producto de la educación, sino del intento de adquirirla durante toda la vida.«
Las 3 frases son de Albert Einstein.
 
¡FELIZ año 2019 lleno de energía!
 
 
 
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