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Una juventud en pleno empleo, un futuro a nuestro alcance

Un artículo de Luis Cañada, Presidente de la Fundación Novia Salcedo, publicado en «Estrategia Empresarial» en estos días de Enero 2014
 
Vivimos tiempos aciagos para partes notables de la sociedad europea. Especialmente,
en la Europa mediterránea, a la par que en otros lares, y en particular en las conocidas como economías emergentes,
sus ciudadanos viven tiempos de bonanza y esperanza ya que ven cómo cada día
son más las personas que adquieren acceso a una vida digna. Bien por ellos, ya
que están recorriendo el camino que algunos de nosotros estamos desandando.
Los números fríos son demoledores: tres millones de jóvenes
desempleados en España; seis en la  UE y 75
en todo el mundo: Y, según la OIT, es necesario crear 600 millones de puestos
de trabajo dignos en 10 años para dar acogida a la juventud que año a año se
incorpora al mundo laboral. Todo ello, en un contexto en el que nadie sabe cómo
se va a poder resolver el problema, a la vez que simultáneamente hay muchos
movimientos locales tratando de resolver problemas locales, problemas que con
frecuencia obedecen a puntos de partida, intereses y objetivos diferentes por
no decir opuestos. Y en ello algunas:
 
 
Certezas
globales
: quienes tienen las capacidades para crear los empleos que necesitan
nuestros jóvenes son las empresas, aunque puedan existir otros agentes
creadores de empleo. Y las empresas, como ser vivo social que son, necesitan
regenerarse en base a dos ideas: el emprendimiento de nuevas empresas y la
cualificación ascendente de sus personas, sustentada por la formación para
poder mantener una tensión constante de creación e innovación. El trabajo es un
medio de integración social ya que es el vehículo que nos hemos dado para la
aportación de valor de los ciudadanos a la sociedad.
Certezas
locales:
hay muchos entornos locales con interpretaciones divergentes de los ‘cómos’ y ‘qués’ de las empresas y de los empleos. ‘Cómos’ y ‘qués’ que
tienen una posición de privilegio en la Unión Europea, lo que ha permitido que
una parte notable de sus países disfruten de una sociedad del bienestar, que es
lo más avanzado y digno que en este sentido ha conseguido la humanidad. Por
ello, Europa tiene mucho que aportar al mundo en términos de empleo juvenil.
Incertidumbres: por un lado
están quienes piensan que los avances tecnológicos, cada vez más acelerados,
van a ser capaces de crear las estructuras de pensamiento y sociales para la
emergencia de nuevas formas de ser, hacer y pensar que derivarán en necesidades
masivas de empleo; por otro lado están quienes opinan lo contrario, que estamos
en el camino de alcanzar un nivel tecnológico que paulatinamente irá
prescindiendo del  empleo, tal y como lo
conocemos hoy. En cualquier caso, volverán las crisis y si no se toman medidas
globales las sufrirán los grupos de población más vulnerables, entre los que se
encuentra la juventud. Y…
 
Un valor: los derechos
a cobrar pensiones emanan del número de personas trabajando y la forma natural
de reponer la tasa de jubilación es mediante la entrada de nuevos trabajadores
al mundo laboral: los jóvenes trabajando son un valor en alza.
Una lección: siempre hay
explicaciones que permiten entender por qué en unos lugares hay desempleo
juvenil y en otros no; y con las explicaciones hay soluciones, que no
precisamente suponen grandes presupuestos públicos, si los ciudadanos de cada
lugar saben y quieren aprender hacer y cambiar.
Una necesidad: donde el
desempleo juvenil está mal, como aquí, hay que recuperar el valor social  del sentido empresarial, del esfuerzo y de la
productividad.
Una carencia: se echa en
falta un movimiento global de la sociedad civil que tenga por objetivo hacer
prospectiva sobre el empleo juvenil, que ponga en común las mejores prácticas,
que reflexione sobre los fallos y errores para aprender de ellos, que permita
asegurar la ‘Garantía Juvenil’ mediante la cual ningún joven, en ningún lugar,
ha de estar más de cuatro meses inactivo.
 
La solución a este grave problema es el «Proyecto Pegasus», concebido e
iniciado en Bilbao por Fundación Novia Salcedo. Un proyecto que tiene como
objetivo crear un movimiento internacional de reflexión, pensamiento y acción
que sitúe el empleo juvenil en la Agenda Global del Desarrollo Humano y cuya
meta final sea la Declaración de la Década del Empleo Juvenil 2019-2028 por
parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas
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