Icono del sitio Fundación Novia Salcedo. empleo, emprendizaje, futuro.

Una teoría de la vida que sobrevive desde hace 150 años

“La lucha por la vida” (“The struggle for life”) y “la supervivencia del más fuerte” (“The survival of the fittest”) son los “leitmotiv” de la Teoría de la Evolución que Charles Darwin desarrolló en su libro “El Origen de las Especies” (“The Origin of Species”) que se publicó hace ya 150 años. El 12 febrero del año que viene se celebrará el 200 aniversario del nacimiento de su autor.


¿Qué nos explica Darwin?, pregunta Félix Goñi (1) en su introducción, en el número especial, de abril 2008 de la revista semestral de los Centros de Investigación Cooperativa de Euskadi, que rememora el hecho. “Pues, de manera muy simplificada, que la especie humana no es una singularidad diseñada y creada directamente por Dios, sino que procede por generación filial y evolución de otras especies animales.» (Descargar la revista completa). Desde hace tiempo esta teoría ya no se discute por la Iglesia Católica. Es más, nos la enseñó en la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de Lovaina, al principio de la década de 1950 un sacerdote, el Profesor A. Louis.

Sin embargo sigue habiendo corrientes creacionistas, inspiradas en la dogmática religiosa según la cual la Tierra y cada ser vivo que existe actualmente proviene de un acto de creación por un ser divino. El creacionismo se destaca por los «movimientos antievolucionistas», cuyo principal objetivo es obstaculizar o impedir la enseñanza de la evolución biológica en las escuelas y universidades, como es el caso en los EEUU, donde hay escuelas en las que la educación científica está siendo socavada por esfuerzos para introducir conceptos no científicos sobre la evolución en las clases de ciencias.

Esto ha sido el motivo de la publicación de un documento de 88 páginas, producido por un comité de la Academia Nacional de la Ciencia y del Instituto de Medicina de los EEUU, con el título: “Ciencia, Evolución y Creacionismo (2008)” (Science, Evolution and Creationism).
El informe completo puede descargarse de la página web, pinchando en el título. Cito algunos extractos sacados del folleto, traducidos al castellano:

«Los científicos de distintas disciplinas ya no cuestionan los hechos básicos de la evolución como proceso. Los descubrimientos en diferentes campos se han reforzado unos a otros y la evidencia de la evolución se ha acumulado continuamente durante 150 años. Los estudios de fósiles, del DNA, de los antepasados de las especies animales, etc., han demostrado que la vida en la Tierra se ha desarrollado y diversificado como consecuencia de una evolución por selección natural.»

«El creacionismo, que argumenta que la diversidad de la vida no es el resultado de procesos naturales, no es una ciencia. Los argumentos de creacionistas se basan sobre la creencia en la intervención de una entidad fuera del mundo natural. La ciencia solo puede investigar fenómenos que ocurren de forma natural (nota: o dicho de otra forma, lo sobrenatural está fuera del alcance de la ciencia, porque se no se puede demostrar su existencia o inexistencia por el experimento). No se deben enseñar conceptos no científicos en una clase de ciencias, porque solo se consigue confundir a los estudiantes sobre los procesos, la naturaleza y los límites de la ciencia.»
«La ciencia y la religión se ocupan de aspectos separados de la experiencia humana. Muchos científicos han escrito con elocuencia sobre cómo sus estudios de la evolución biológica han reforzado en lugar de debilitado su fe religiosa. Y mucha gente y organizaciones religiosas aceptan le evidencia científica de la evolución.»
La ciencia y la religión se complementan pero se sitúan en planos diferentes y no se deben confundir la una con la otra. Expresándolo con reflexiones de Einstein: “La ciencia sin religión es coja. La religión sin ciencia es ciega… En las leyes del universo se manifiesta un espíritu – un espíritu muy superior al espíritu del hombre, y al frente del cual debemos sentirnos humildes con nuestros poderes modestos. En este sentido, el empeño de la ciencia conduce a una clase de sentimiento religioso especial…. Quiero saber cómo Dios a creado este mundo… Estoy convencido que El no juega a los dados…“Sigue siendo un enigma el “saber” quien “creó” las leyes de la naturaleza. Un universo tan complejo y ordenado, desde la escala subatómica hasta las dimensiones galácticas, no puede ser fruto del azar. Por esto, sin mezclar las cosas, los creyentes podemos sin problemas seguir “creyendo” que existe este “espíritu superior”: Dios.

Nota (1): Félix Goñi es Director de la Unidad de Biofísica (del CSIC y de la Universidad del País Vasco), Premio Euskadi de la Ciencia. Es miembro del Patronato de esta Fundación Novia Salcedo.

Salir de la versión móvil