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Esclavitud: Cuando el pasado llama a la puerta

El pasado mes de marzo se publicó
la intención por parte de los quince estados miembro de CARICOM, órgano para la
integración económica del Caribe,  de
reclamar a Europa -a través de los servicios de una prestigiosa firma de
abogados inglesa- una compensación por tres siglos de esclavitud. “Antes que
nada, queremos que Europa se disculpe, pues hasta ahora han emitido
declaraciones de arrepentimiento, pero ningún país se ha disculpado. Luego
queremos infraestructuras para el desarrollo: escuelas, centros de salud,
carreteras, hospitales. Y queremos que acabe el racismo” aseguraba
recientemente la historiadora jamaicana Verene Sheperd.
El mar Caribe fue el punto de
entrada de millones de esclavos desde el comienzo de la conquista de América.
Antes de la entrada masiva de estas ‘piezas de indias’, eran los indios nativos
quienes trabajaron para los castellanos. Las consecuencias del impacto entre
dos mundos, hasta entonces desconocidos, no se hicieron esperar y, en los años
posteriores,  las enfermedades mortales
entre los indios hicieron mella en la población indígena. Ante esta situación
fueron muchos castellanos quienes apoyaron la entrada de ‘brazos’ procedentes
del continente africano, entre ellos Bartolomé de las Casas.
Contrato de un esclavo, Lima 1794.
Hubo también actores naturales de
las provincias vascas que directa e indirectamente participaron en esta
actividad. Uno de ellos, quizá el más tardío, fue Julián de Zulueta, nacido en
Vitoria, en su adolescencia marchó a Cuba prácticamente descalzo. En la mayor
de las Antillas logró hacer un dineral gracias a su participación en el tráfico
de esclavos. Llegó a acumular un patrimonio de 100 millones de reales, con
negocios en Estados Unidos, Londres. Fue él también quien instó a la Cámara de
Comercio de Bilbao a enviar un contingente de tropas vascongadas a Cuba ante el
estallido de la Guerra de los Diez Años en la Isla (1868-1878). “El último
negrero” lo nombró uno de los más laureados hispanistas.
Lo cierto es que los países que
conforman CARICOM, deben de saber que ningún país europeo pagará una
compensación económica con la coyuntura actual. Pero si hay algo que dispone
Europa es un capital humano con extraordinaria calidad y que, estoy seguro
puede aportar muchas cosas en los ámbitos que demandan con tanto apremio.
España más que nadie tiene una deuda histórica con los territorios latinoamericanos
de habla hispana. Quizá sea una oportunidad para enmendar errores pretéritos y,
ofrecer a los jóvenes una oportunidad de poder cooperar con las repúblicas
hermanas. Pues fueron jóvenes en su gran mayoría también quienes embarcaron
rumbo a las ‘Indias’ desde el siglo XVI en busca de mejores condiciones para
sus vidas.

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