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Más mayores, más numerosos y más diversos.

Recientemente se ha publicado por parte de la Comisión Europea y el Eurostat el último Informe Demográfico, en el que una vez más vuelven a dibujar los procesos demográficos que el conjunto de los países de la Unión está viviendo desde hace algunas décadas y que están en la base de los retos fundamentales de la Unión para los próximos años: sistemas de pensiones, empleo, competitividad,…, algunos dirían “nada nuevo bajo el sol”.
Sin embargo, no por repetido el discurso pierde validez, especialmente a la vista de los datos que se nos presentan, y es que desde el último informe publicado en 2008, la población europea ha pasado ya la marca de los 500 millones de habitantes.
En el 2006 en una comunicación titulada “El futuro demográfico de Europa, del reto a la oportunidad” la Comisión expresaba su confianza en la habilidad de Europa para hacer frente al cambio demográfico y al envejecimiento poblacional, pero apuntaba la necesidad de actuar en 5 áreas clave, a saber: la renovación demográfica, el empleo, la productividad, la integración de los inmigrantes y la sostenibilidad de las cuentas públicas. 5 años después parece que se sigue en el mismo punto o incluso, para los más pesimistas, la crisis económica ha puesto en “stand by” los caminos de siembra iniciados.
Este año el informe se ha distribuido en dos partes, una inicial que observa las tendencias históricas y recientes sobre los aspectos tradicionales en un informe demográfico: fertilidad, esperanza de vida y migración. Y una segunda parte que confirma el “éxito” de las políticas en pro de la intramovilidad, ya definidas en la Estrategia de Lisboa: el creciente número de ciudadanos europeos que buscan oportunidades más allá de las fronteras nacionales por razones de estudio, trabajo y/o experiencia vital.
Observemos con mayor detenimiento los datos:
En relación a las tasas de fertilidad europeas, se observa un ligero incremento de la fertilidad que ha pasado del 1,3 la tasa a 1,6 hijos por mujer. Y aunque este pequeño ajuste no alcanza el 2,1 necesario para el reemplazo generacional si puede contribuir a ralentizar el declive de la población en el medio- largo plazo.
¿A que proceso se adjudica este cambio? Desde la Comisión nos señalan que es el resultado de nuevos patrones familiares: Las tasas sugieren que posponer la paternidad a edades más avanzadas está acompañado (en algunos países como Francia, Dinamarca, Finlandia y Holanda) de unos ratios de fertilidad mayores y de unos relativamente generosos apoyos públicos para los padres. Evidencia que refuerza la idea de que tener mejores políticas de apoyo a la familia favorece la natalidad y de la que parece haber tomado buena nota el Gobierno Vasco que ya empieza a diseñar nuevas políticas de atención familiar. Ver El Correo.
Así mismo en sociedades donde ha cambiado la percepción del matrimonio y se da una mayor fragilidad de las relaciones de pareja, se produce un mayor número de nacimientos extramaritales. No parece que sea el caso español ya que en los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística el número de matrimonios se redujo en el último año un 3,6% y se registró la tasa bruta de natalidad más baja desde 2003, con 10, 5 nacimientos por cada 1000 habitantes. Ver El País.
Pero el que la sociedad europea camine hacia el envejecimiento se debe también al continuo incremento de la esperanza de vida. El número de personas mayores de 60 crece a razón de 2 millones cada año.
Y a pesar de que el número de nacimientos supera al de fallecimientos, es la inmigración el proceso que más contribuye al crecimiento poblacional. Por otra parte la inmigración, especialmente de los países extracomunitarios, puede “aliviar” temporalmente el envejecimiento poblacional, especialmente si tenemos en cuenta que la edad de los inmigrantes generalmente se sitúa entre los 25 y 34 años.
Se estima que la Europa de los 27 está acogiendo un total de 20 millones de personas extracomunitarias mientras que 10 millones de europeos viven en otro estado miembro y 5 millones de extracomunitarios han adquirido la nacionalidad europea desde 2001. Estas tendencias subrayan la importancia de continuar con las políticas de integración, especialmente para que los inmigrantes puedan contribuir con todo su potencial formativo al mercado laboral y subrayan que en la mayoría de países con una sustancial proporción de inmigrantes de segunda generación, éstos llegan a mejores niveles en educación y en el mercado laboral que la primera generación de inmigrantes y casi tan bién como los no descendientes de extranjeros.
Un aspecto interesante de este informe que ya apuntábamos es que señala nuevos
patrones más allá de la tradicional migración por trabajo, de larga duración y generalmente masculina
.
La gente se está moviendo al extranjero por periodos más cortos de tiempo especialmente a otros estados miembros para buscar empleo, continuar su educación o desarrollar otras oportunidades de vida. El perfil de estos inmigrantes es el de una persona de alta cualificación y su rango de edad es que la Comisión denomina adultos jóvenes” (de 25 a 34 años). Cada vez más esta forma de movilidad está basada en preferencias ocupacionales o elecciones de vida, y no solo en oportunidades económicas. El incremento en este tipo de movilidad puede ser beneficioso para la UE a la hora de “encajar” competencias y habilidades lingüísticas con oportunidades de empleo.
¿Cómo ha afectado la recesión a la demografía europea? La primera evidencia es que económicamente la crisis golpeó más duramente a jóvenes e y los gobiernos están teniendo problemas para equilibrar el apoyo a las familias, la consolidación de los presupuestos, la asistencia a los jóvenes e inmigrantes y los esquemas de pensiones. Y aunque se muestran reticentes a la hora de afirmar conclusiones sobre los efectos de la crisis en la fertilidad y la esperanza de vida, sí se observa una caída en la inmigración
¿Qué se está haciendo? Según la percepción de la Comisión la recesión no ha disminuido el compromiso de los estados miembros para responder al reto demográfico, por el contrario, parece reforzarse. Y recomiendan la actuación en tres áreas para lograr el crecimiento económico y la cohesión social: La promoción del envejecimiento activo, la integración de los emigrantes y sus descendientes, y finalmente, la reconciliación del trabajo remunerado y la vida familiar.
También es interesante ver el análisis-país que hacen en el caso español. Los retos demográficos para España se sitúan en la fertilidad pues, cuenta con un ratio de fertilidad por debajo de la media Europea, y la integración de la inmigración cuyas previsiones de crecimiento son de hasta un 16% para 2050 (aunque esta último dato con dudas ya que la crisis del desempleo entre los inmigrantes ha crecido considerablemente, lo que cierra las expectativas de este dato).
¿Y cuáles son las oportunidades? El ratio del empleo femenino podría crecer, pero implicará una más extensiva provisión de servicios públicos para el cuidado de niños. Por otra parte el empleo de los trabajadores de más edad esta por debajo del porcentaje de la UE, pero este ratio puede descender pues las previsiones apuntan a que el grupo de trabajadores entre 55 y 64 años puede crecer por encima del 20% para 2030.
Finalmente si se hace frente al abandono escolar temprano podría ayudar a reducir el gap en productividad con respecto a la de la Europa de los 27, pero sobre este aspecto ya profundizaremos en próximas entradas…

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