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El paradigma de las interacciones

Como
bien mencionamos en la “Presentación” de nuestro recién estrenado “Cuaderno Ícaro nº2”, para promover la innovación social, es necesario cambiar los
valores de la sociedad introduciendo nuevas prácticas en las relaciones con la
autoridad, conocimiento de lo que es realmente valioso, logros alcanzados en el
corto y medio plazo, y gestión de las diferencias entre las personas y entre
los grupos.
La razón fundamental de la necesidad de estas nuevas prácticas es
que todo cambio de valores en los individuos, en las organizaciones y en la
sociedad requiere el refuerzo de unas relaciones de cooperación en
contraposición a las relaciones de dominación.

Hoy
hemos encontrado en “Paradigma de las
Interacciones”,
de Josep Burcet, el mismo planteamiento desde una visión
más economicista. De esta recopilación de artículos vamos a tomar la
introducción para presentar esta visión en torno a la importancia de la
Cooperación para el cambio de modelo hacia relaciones sociales más sostenibles
y beneficiosas para todas y todos.

Burcet
en “Introducción al paradigma de las
interacciones
” afirma que la formación de valor está directamente
relacionada con la proporción de relaciones “gana-gana” que existe en cada
modelo de sociedad
, de tal manera que, cuanto mayor es esta proporción en el
conjunto de todas las interacciones económicas, más grande es la formación de
valor.

En nuestra
sociedad post-industrial existe todavía una cantidad importante de
interacciones “gana-pierde” y “pierde-pierde”, que reducen la eficiencia del
conjunto de toda la economía y que además, según este autor, son las que
periódicamente desencadenan crisis económicas.

“La crisis siempre es el resultado de una
intensificación de las interacciones del tipo “gana-pierde”: aumenta el número
de personas que participan en esas interacciones y la masa de dinero que se
compromete en ellas crece desorbitadamente. Usualmente esto conduce a la
formación de burbujas en las que el aumento de los precios no se corresponde
con el incremento del valor real. En cuanto estalla la burbuja todo el ámbito
afectado se transforma en interacciones “pierde-pierde””

Nuestra
actual crisis no deja de ser un síntoma de que una parte de la economía
funciona con la receta antigua del enriquecimiento basado en alguna forma de
depredación económica.

Compartimos
con Burcet la visión de que “el tipo de
sociedad llamada a reemplazar al modelo post-industrial es una sociedad en la
que se habrán reducido las proporciones de las actuales bolsas de interacciones
“gana-pierde” y “pierde-pierde”. En su lugar, habrá crecido un número
significativamente grande de personas y organizaciones que dedicarán lo mejor
de su esfuerzo e inteligencia a la creación de nuevo valor, desarrollando
distintas fórmulas de simbiosis económica de alto rendimiento”.

Sin
embargo nos estamos enredando en viejas soluciones: el remedio R+R (Rescate +
Regulación)

“El rescate es una inyección de recursos
para salir del paso, que se paga entre todos. Un buen mordisco a una parte del
valor que las interacciones “gana-gana” van a producir durante los próximos
años.
La regulación, por su parte, implica más
normas, más supervisión y más burocracia. Servirá durante un tiempo hasta que
alguien encuentre algún resquicio por donde volver a las andadas.”

De cara
el futuro, el cambio cultural será la palanca más efectiva para revertir el modelo, y ahí somos muchos
los que ya estamos poniendo esfuerzos.

Hay que
romper con el modelo de triunfador todavía muy extendido que, como bien afirma
Burcet,  representa a alguien que ha
amasado una fortuna considerable, que tiene poder y que no duda en servirse de
él sin demasiados miramientos.

“El modelo “gana-pierde” induce a ver a los
demás como meros comparsas o personajes secundarios, como agentes a las que hay
que vencer o someter de alguna manera. El modelo establece que la única forma
concebible de lograr la victoria es derrotar al contrincante”.

Por
el contrario en el modelo “gana-gana” para poder considerar que uno está
ganando realmente será necesario que todos los demás también salgan ganando. La
cuestión esencial en el nuevo modelo será “cómo crear valor nuevo junto con el
otro”.

En
una economía simbiótica, o del Bien Común como afirmaría Felber, los agentes
económicos no solo deben preocuparse de hacer acuerdos beneficiosos para ellos
mismos sino también asegurarse de que van a beneficiar al conjunto de la
economía. Para este tipo de prácticas no basta con saber encontrar sinergias.
Se requiere además haber desarrollado una buena visión de los mecanismos más
intrincados que producen valor nuevo, ser paciente (o como diría Jonan Fernandez de Baketik, priorizar al corredor de fondo sobre el de velocidad) y
haber adquirido un fino sentido de la responsabilidad económica y social.

Porque
como afirmamos en nuestro Cuaderno Ícaro nº2, la cooperación  es una conquista de las personas, las
organizaciones y toda la sociedad. Cooperar supone lograr un equilibrio
dinámico entre la confianza y la competitividad, entre la productividad y la
innovación. Pero no es suficiente el deseo de llevarlos a la práctica, hace
falta entrenamiento y hábito y en este sentido tenemos aún mucho camino que
recorrer.

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