Bill Clinton, Tony Blair y Felipe González se reunieron el pasado 13 de diciembre en el escenario de las Naciones Unidas en New York, para mantener un coloquio organizado por el Center for American Progress y la Fundación Ideas en el marco de la iniciativa Progreso Golbal. Los políticos progresistas buscan fórmulas para combatir la «política del miedo» que, según ellos, rentabiliza la derecha en tiempos de crisis.
Mientras Blair reiteraba que la clave para el futuro del progresismo es entender el mundo en el que vive el electorado, para lo que se precisa una ruptura con la rigidez ideológica, Clinton opinaba que hay que defender las cosas que se sabe van a crear un futuro mejor, no lo imposible o lo que nos gustaría. La joven líder de los socialdemócratas daneses, Helle Thorning-Schmidt, dijo que «si la derecha es capaz de liderar en plena crisis», es urgente que los progresistas aparezcan en escena con un mensaje más centrista. Al hilo de este discurso, la ministra Carmen Chacón, apostilló «son muy buenos (los líderes de la derecha) al convencer a la gente de que los progresistas somos unos incompetentes».
En el corazón de la iniciativa Progreso Global, un movimiento que busca orientar el futuro del pensamiento progresista, está Matt Browne -el estratega de campaña británico y una de las figuras emergentes en la izquierda- que piensa que la experiencia de Clinton, Blair y González ayudará a que emerjan las nuevas generaciones de líderes. En su opinión, no cree que el problema de la izquierda en Estados Unidos y Europa sea un problema de ideas. Piensa por el contrario que lo crucial es contar bien la historia y organizarse mejor para que el electorado escuche el mensaje. Se trata de hacer bien política y defender los valores, opina, en la línea de Clinton y Blair. Por su parte Felipe González dijo que para marcar bien el camino hace falta realizar un buen diagnóstico de la crisis, de sus repercusiones y de las respuestas.
También se puso de relieve en el debate que los jóvenes han sido demasiado complacientes y que se creía, en general, que los avances de las políticas progresistas servirían para siempre.
A modo de conclusión los participantes reiteraron la necesidad de enviar un mensaje de oportunidad para contrarrestar la narrativa negativa de la derecha, si bien consideran que no es tarea fácil dadas las circunstancias.
La reunión de New York cerró tras dos días de debate, marcando así una nueva fase de la iniciativa Progreso Global que tendrá su próxima reunión en la primavera de Madrid. Su objetivo es formar una nueva hornada de líderes progresistas.
Soy bastante escéptico cuando oigo hablar a algunos líderes políticos sobre los “valores”. En particular a líderes que han tenido actuaciones durante sus mandatos que no son precisamente ejemplares en cuanto a “valores”, como armar un escándalo sexual (en un Despacho Ovalado), meterse en una guerra basándose en razones infundadas y sin conocimiento del país que iban a ocupar (como lo ha revelado la revista TIME), dejando para la triste historia miles de muertes, y cerrar los ojos ante medidas ilegales para combatir el terrorismo (los Gal). Me pregunto qué entienden en concreto con formar nuevos líderes “progresistas”. Los líderes políticos (o ex líderes) que aparecen con discursos rimbombantes en los medios, qué han hecho en concreto para que se resuelvan los grandes problemas globales, como por ejemplo el abismo entre ricos y pobres que no ha hecho más que crecer durante sus mandatos. Y no importa que sean de “izquierdas”, de “derechas” o de “centro”. Para defender valores prefiero a políticos menos “fotogénicos”, con menos “carisma” mediático, como por ejemplo Herman Van Rompuy, un hombre inteligente y discreto, con capacidad de construir compromisos, y que trabaja con honestidad en la solución de problemas en lugar de buscar la apariencia continua en los medios de comunicación con grandes palabras. No hay que buscar más lejos para formar una “nueva hornada de líderes políticos”.
René hace un análisis muy certero sobre el artículo y concretamente sobre los valores de estos líderes autodenominados progresistas.
El ejemplo es una de las mejores armas para la formación de las generaciones que nos suceden y, como bien dice René, estos líderes que ahora se encuentran en el zénit de su trayectoria, no han sido ejemplo a copiar en muchas de sus actuaciones pasadas. Quizá es hora de tomar como ejemplo a personas más anónimas, pero más honestas y con más nobles ideales.