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Propósitos personales para después de las vacaciones veraniegas

Hoy traemos un fantástico artículo de Sabin Azúa, socio director de B+I Strategy y amigo de la Fundación publicado recientemente en El Economista.

Una deliciosa reflexión para renovar nuestros propósitos con el nuevo curso.
«Siempre que volvemos del verano o
cuando empezamos un nuevo año, la mayoría de la gente suele hacerse un listado
de propósitos a acometer en el siguiente período. Es el
momento en el que nos ponemos voluntaristas y damos rienda suelta a nuestra
capacidad para cambiar y transformarnos.
En verano he tenido la suerte de
recalar en Estados Unidos. Siempre se aprende en cada lugar que visitas y esta no
ha sido una excepción. Recorriendo algunos de los lugares históricos del país me
he encontrado algunas frases que dan sentido a la contribución que cada uno de
nosotros tenemos que hacer para las organizaciones en las que trabajamos y para
la sociedad en la que vivimos. Estas tres que mencionaré a continuación se han
incorporado a mis principios de actuación para este nuevo curso.
En el memorial de John Fitzgerald
Kennedy en Boston se puede leer la siguiente frase “Una persona puede aportar
la diferencia y todo el mundo tiene que intentarlo”. Creo que es un buen
consejo para abordar nuestra vida profesional. No debemos caer en la
autocomplacencia, la desilusión o la rutina. Las organizaciones pueden crear
marcos que favorecen el desarrollo personal, pero está encada uno de nosotros
la posibilidad de transformarlas y de aportar nuestras capacidades y
conocimientos.
Debemos ser agentes de cambio,
promotores de nuevas iniciativas, favorecedores de nuevos comportamientos o
formas de actuar en la organización. Debemos tener ambición por marcar la
diferencia, y huir del adocenamiento en que muchas veces convertimos nuestro
paso por el mundo laboral. Poner intensidad, pasión, creatividad, riesgo,
responsabilidad, colaboración con los demás, etc., debe ser una de nuestras
máximas.
Visitando la primera escuela
pública que se abrió en la ciudad de Boston, se puede leer en el frontispicio
una frase de Benjamin Franklin: “Una inversión en conocimiento siempre paga el
máximo interés”. Creo que debemos intentar, cada uno de nosotros y nosotras,
hacernos responsables de nuestro proceso de aprendizaje y de adquisición de
conocimientos, con independencia de lo que las organizaciones arbitren en tal
sentido.
El aprendizaje permanente es
parte sustancial de nuestro devenir profesional. La apertura mental, la
búsqueda de nuevas experiencias, el plan de lecturas, los intercambios con
compañeros, clientes, proveedores, y un largo etcétera, deben ocupar una parte
importante de nuestro tiempo profesional. Las personas formadas con voluntad de
diferenciación y solidarias con el grupo, son quienes promueven la
transformación de las organizaciones.

Lo más relevante es constatar que
tenemos que poner toda nuestra energía, creatividad y conocimiento al servicio
de la transformación de las organizaciones y la sociedad en que vivimos. En la
iglesia donde se reunían los bostonianos para preparar la insurrección contra
la dominación británica he encontrado esta última frase: “mantén la calma, haz
la revolución”. Éste es el espíritu que debe presidir nuestra vida profesional.
No aceptemos las situaciones establecidas; procuremos transformarlas.» 

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